martes, 29 de octubre de 2013

TRISTE DULZOR. De Carmen Margarita.



Dedicado a mi hermana Veri.

Una noche de luna llena, mi casa se alborotó.  Mi casa, siempre tranquila, no entendía nada. A mi hermana Isabel y a mí nos llevaron a casa de mi tía. Por la mañana temprano, vinieron a buscarnos y mi tía fue quien nos dijo que teníamos una hermana.  La alegría fue tremenda y nos pareció la muñeca más bonita: gordita, el pelo lleno de rizos, coloradita y llorona para comer.

Fue creciendo tan revoltosa como un huracán. En mi adolescencia, tanto para Isabel como para mí, se convirtió en  un tormento.  Ella siempre estaba pendiente de si hablábamos con chicos para decírselo a mamá, pero con la gracia que la caracterizaba, no se podía una enfadar. Tenía el encanto de los bombones; dulces y un poco relajona.




3 comentarios:

  1. Dulce y emotivo homenaje a tu hermana, Carmen. Supe con la lectura de este relato de tu pérdida. Es fácil adivinar que por eso tus palabras me han emocionado doblemente. Recibe un fortísimo abrazo y mis más sentidas palabras de consuelo y de ánimos. Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Es un bonito homenaje a una hermana que ha partido recientemente. Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Nunca se van siempre estara contigo ten calma y fe

    ResponderEliminar