miércoles, 13 de junio de 2012

ENCARNACIÓN PINTO, UNA GRAN MUJER de Amalia Jorge Frías





Mi madre política fue una persona excepcional.  Cuando era pequeña, la vida fue dura con ella pero, a pesar de eso, consiguió ser feliz, gracias a su carácter bondadoso y adaptable.
Tenía diez años cuando la madre falleció.  Al poco tiempo, su padre se volvió a casar y ella ayudó a criar a sus hermanos.  A pesar de que los hijos del segundo matrimonio estudiaron y ella no, nunca se quejó; por el contrario, ayudaba en la casa y hablaba bien de la madrastra.  Sólo mencionaba lo que había aprendido de ella.  Le estaba agradecida porque le había enseñado a coser y a saber llevar una familia.
Al casarse, se fue a vivir a La Laguna, donde nacieron sus dos hijos, siendo el más pequeño y con el paso de los años, quien se convirtió en mi marido.
De lo único que se lamentaba era de no haber tenido una hija pero, al convertirse en abuela, quiso la providencia que los primeros nietos fueran dos niñas, una de cada hijo.  Con ellas se sintió plenamente feliz durante dos años; luego vinieron los varones pero ya, a ella, se le había acabado el tiempo.
Nunca podré olvidar los tres años que convivimos, ni las muchas cosas que me enseñó pero, lo más que influyó en mí y aquello por lo que más la recuerdo es por el ejemplo de su propia vida.
He querido escribir hoy esta semblanza sobre su persona para que mis hijos y nietos, que no la conocieron, se sientan orgullosos y más cerca de ella.

martes, 12 de junio de 2012

LA BODA de Polonia Baute Benítez






Yo estaba en la iglesia por casualidad.  Poco a poco se llenó de invitados que yo me encargué de detallar, observando con cuidado.  Mucho después llegó la novia con el padrino pero la madrina se quedó en la puerta porque el novio, cosa extraña, no había llegado.  Se supone que es el novio quien debe esperar a la novia en el altar pero, como las modas cambian…
Algo raro debía estar pasando puesto que el cura hablaba con unos y con otros, sin parar de mirar el reloj y los invitados empezaron a hacer comentarios en voz baja mientras la novia se notaba nerviosa, casi desesperada.
Oí un comentario.  Alguien comentó que el novio no quería casarse y que iban a suspender la boda.  No sé si la novia ya estaba llorando cuando apareció de repente el novio: ¡había tenido un accidente!.  Caminó hasta el altar y sí, ví como se celebró la boda.  Los invitados marcharon al convite donde seguramente habrán comido perdices.  Espero que sean felices.

ISLA LIBERADA  de  Mary Rancel




El tremor no se siente, El Hierro ya está en calma.
Han sido cuatro meses de agobio y esperanza.
Por fin no brota lava del volcán peregrino,
por fin sus emisiones se han desvanecido.
Ahora sus moradores respiran sosegados,
sus vidas, como antes, tornan a ser lo mismos.
Cada uno a lo suyo: trabajo, estudio, pesca…
¿Ha ocurrido lo justo? Eso no lo sabemos.
Lo que nos interesa es que estás liberada,
querida isla de El Hierro, te hemos recobrado.
Con ello, tu sapiencia, tu cultura y usanzas.







EL EXTRAÑO HOMBRE DEL TREN de Dolores Fernández Cano



Mitchel se encuentra en el vagón del tren que le llevará a la ciudad de Manchester.  Va a visitar a su tía Helen.  Para distraerse hasta llegar a su destino, lee un libro.  Al notar que entra alguien, levanta los ojos para comprobar que es un extraño hombre con gabardina y sombrero negros, igual que el protagonista del libro.  Sin salir de su asombro, le saluda con un movimiento de cabeza y el extraño hombre se acomoda en el asiento de enfrente.  Mientras no deja de pensar cómo puede ser eso, Mitchel se adormece.  Tras unos minutos de sopor, le despierta el altavoz que indica que la próxima estación es la suya.  Entonces, se da cuenta de que el extraño hombre, ya no se encuentra en el vagón; lo ha perdido de vista.  Al mirar por la ventanilla, divisa a su tía que le espera en el andén.  Helen es una señora de mediana edad, elegante y atractiva.  Tía y sobrina se saludan efusivamente.  Juntos emprenden el camino, en su automóvil, que ella misma conduce.  Mitchel cuenta a su tía el caso del tren, su encuentro con el extraño hombre y ella le tranquiliza diciéndole:
-No cabe duda que sospechar es propio de tu profesión de detective. Yo que tú, no le daría mayor importancia.
Ya en la casa, al mismo tiempo que toman el té con pastas y charlan amigablemente, suena el timbre de la puerta.  Helen va a abrir.  Es un hombre.  Se saludan y le invita a entrar. 
-Sobrino, te presento al Reverendo Maoli, recién llegado de su viaje a la India y que trae mi encargo.
Mitchel se quedó atónito pues resulta ser el extraño hombre del tren que seguía llevando la gabardina y el sombrero negros.
-Usted venía en el tren. ¿No se acuerda de mí?
El reverendo le contesta:
-No, yo vengo directamente del aeropuerto.  Creo que usted se refiere a mi hermano gemelo.  Se viste igual que yo para pasar desapercibido y captar temas para sus libros pues es escritor.
Después de entregar su encargo a Helen, se despide de ambos y se marcha. 
La tía de Mitchel desenvuelve el paquete, se lo enseña a su sobrino.  Es un sari de color azul turquesa.
-¿Te gusta?
-Es bonito- le contesta- pero te ruego que no te fíes de ese reverendo, no creo lo que me ha contado.  En cuanto regrese a Londres, le investigaré.


ENCONTRONAZO Y ENCUENTRO de Mary Rancel




A veces tenemos encuentros muy agradables, en cambio otros, no lo son tanto.  Paso a contarles algunas de mis experiencias con los mismos.
De esto hace más de treinta años.  Sucedió en el ambulatorio de Tomé Cano al que acudí a una consulta médica.  Me hallaba sentada esperando a que me tocara el turno y una persona gordita, canosa, muy sonriente, sin un diente y con el resto de la dentadura bastante descuidada, se acercó a mi preguntándome si yo era Mary Rancel.  Le contesté afirmativamente, después de lo cual me dio dos besos y un fuerte abrazo –de esos que se dan con ganas y te dejan como comprimida– .  Me  quedé a la expectativa de lo que fuera contar posteriormente y me sacara de dudas pero, seguía mirándome sonriente sin decir nada.  Entonces, le dije
-Perdona pero ¿de qué me conoces
Ella seguía con su risita, al tiempo que contestaba:
-¿No te acuerdas de mí?-
Luego me dio su nombre y demás datos.  Fue entonces cuando caí en cuenta de quién se trataba.  La encontré transformada.  Ella es dos años menor que yo pero estaba envejecida, el pelo casi blanco, rellenita y desatendida.  Por supuesto, me disculpé por no haberla reconocido y le dije que se debía a que no era nada fisonomista, lo cual es verdad.
Entonces ella, me comenta:
-Estaba dudando si eras tú o no, pero decidí preguntarte.  Estás irreconocible. Con lo mona que eras de joven y lo delgadita y hay que ver como te has puesto.
Yo, estupefacta, le dije:
-Los años no pasan en balde pero contigo se han portado muy bien.
Tras lo cual se puede concluir que las dos pensamos lo mismo, solo que ella se atrevió a decirlo, mientras que yo, lo arreglé como pude.  A esto lo llamo yo, un encontronazo.
Este otro encuentro ocurrió hace pocos días en un supermercado.  Un chico me aborda diciéndome ¡Hola Mary, ¿qué haces por aquí?.  Le miro y le digo No recuerdo haberte conocido.  Era un muchacho de unos cuarenta años, alto y guapo.  Me contesta trabajamos en el mismo centro hace más de veinte años, fue durante poco tiempo porque te trasladaste a otro lugar.  A pesar de su explicación no le reconocí.  Por ese entonces él debía tener unos dieciocho años, según me contó.  Me alegré de que me recordara.  Además añadió que yo, apenas había cambiado.  Lo dijo por educación, ¡claro! pero, se lo agradecí.  A esto le llamo un agradable encuentro.  Con mayúsculas.

EL SECRETO DE MI ABUELA de Luisa Delgado Bello


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El secreto mejor guardado es el que no se cuenta ni se comenta  ni siquiera a la mejor amiga que tengas, porque cuando pasa de boca en boca, termina con un montón de cosas añadidas que tú jamás has dicho.
Mi abuela Pilar contaba que ella tenía un método infalible.  Cuando deseaba verbalizar algo que no quería que se supiera, iba a una de las paredes de la huerta, quitaba una piedra y acercándose al hueco que ésta dejaba, contaba todo lo que le parecía y así se quedaba tan tranquila.  Luego, volvía a colocar la piedra en su sitio con la seguridad de que jamás saldrían de allí sus palabras.  Jamás se iban a conocer así sus secretos.
Yo sigo el método de mi abuela que era una mujer muy sabia.
Esto se lo contaba a sus hijos y ellos a los suyos y nosotros, que somos sus nietos, a nuestros hijos.
Esta historia es real y ha pasado y seguirá pasando de generación en generación.



EL SECRETO DE RAQUEL de Dolores Fernández Cano





Era un pueblo pequeño donde, sus pocos habitantes, se conocían y se criticaban mutuamente.  Por esa razón, a Raquel no le gustaba residir allí.  Siempre ocultando su secreto, siempre disimulando; no podía vivir con dignidad.  Contó a su padre el deseo de marcharse a la gran ciudad pero, él le suplicó que no se fuera.
-No me dejes solo, mi salud es delicada, te necesito.  Te quiero tal como eres.  Ya tendrás tiempo de hacer tu vida cuando yo te falte- le repetía.
Un día, al volver de su trabajo en la peluquería del pueblo, Raquel encontró a su padre desmayado, en el suelo.  Llamó al médico pero todo resultó inútil pues, a causa del infarto que le sobrevino, falleció.
Cuando terminaron las exequias, su tío, el hermano de su padre, le preguntó si pensaba vivir sola en aquella casa, a lo que ella contestó que su pensamiento era venderla pues tenía intención de irse del pueblo.  Aunque a su tío no le gustó su decisión, consiguió su objetivo.  Recogió sus bártulos, se despidió del trabajo y partió hacia la tal soñada ciudad.
Después de instalarse y con el dinero que obtuvo de la venta de su casa, se dirigió a una famosa clínica, con la idea de someterse a la operación de cambio de sexo.  Deseaba quitarse ese lastre de encima.
-Por fin podré ser lo que siempre me he sentido:  un hombre.  Cambiaré mi nombre, me llamaré Raúl como mi padre, Raúl.  Podré liberarse de este secreto y viviré con toda libertad.





¿QUÉ HACER? de Mary Rancel


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En un pueblo recóndito de pocos habitantes, había una cantina en la que se reunían los hombres del lugar.  En ella, una tarde, dos jóvenes se enzarzaron en una violenta disputa por las lindes de sus fincas.  Uno acusaba al otro de que le estaba robando parte de su terreno, por haber desplazado los mojones de sus límites y que se estaba, por lo tanto, quedando con una franja de su propiedad.  Insistió en que, de no corregir su acción, le mataría, por ladrón y mala persona.  El otro muchacho juraba y perjuraba que él no había cometido tal fechoría y se marchó de la cantina insultando a su adversario.
Al día siguiente, nadie vio al chaval que salió resentido de la fonda.  Tampoco fue visto en días sucesivos, así que su familia dio cuenta de lo sucedido a las autoridades.  Éstas hicieron las indagaciones pertinentes y, al enterarse de la discusión que había tenido lugar entre los jóvenes, detuvieron al chico que tan furiosamente había amenazado de muerte al desaparecido.  Le interrogaron en el cuartelillo y, por mucho que el chico les explicaba que sus amenazas no fueron intencionadas, no le creyeron.  Le acusaron de haber dado muerte a su enemigo y después, ocultar su cadáver.  Fue tanto lo que le torturaron que el chico acabó confesando el crimen.  Dijo que le dio muerte y luego tiro el cuerpo al río.  Allí lo buscaron incansablemente pero, no apareció.
Pasado un tiempo, se celebró el juicio.  El joven se declaró inocente, exponiendo que dijo lo contrario ante la guardia civil, por lo brutalmente que fue martirizado.  A pesar de que el cuerpo no fue hallado, ni se encontraron pruebas irrefutables del hecho, sólo por indicios, le condenaron a quince años de prisión.
Años más tarde, apareció un hombre en el pueblo que fue al Registro Civil solicitando su partida de nacimiento.  Al dar sus señas, el funcionario se quedó boquiabierto.  Era el muchacho que años atrás habían dado por muerto.  El funcionario le cuanta al hombre lo ocurrido desde su desaparición ante lo que, el prójimo responde contándole que salió del pueblo por aburrimiento y discrepancias familiares.  Por ese motivo no dio explicaciones cuando se marchó.  Jamás pensó que su huida pudiera causar perjuicio a alguien.
El chico que fue inculpado, pasó nueve años en la cárcel.  Ahora, demostrada su inocencia, nadie se responsabiliza del error cometido por la Ley.  La justicia también se equivoca y comete errores que difícilmente pueden enmendarse.  Cuando esto acontece, decimos que se ha cometido una injusticia.  ¿Qué hacer?.

LA VIUDA DE ROJO de Teresa Jiménez





 La viuda, como le había ido tan mal en su matrimonio, decidió ir vestida de rojo porque el negro ya lo llevaba en su corazón.  El día del funeral, la familia del difunto le tenía preparada una jugarreta.  Iba a celebrarse al aire libre, en el jardín y, como en las películas americanas, tendrían merienda y música.  Cuando la viuda hizo su aparición, ellos, que habían puesto riego por aspersión, lo conectaron justo en ese momento y aquel traje rojo tan bonito se... ¿mojó?.  No, no.  Ella, más lista que los demás, lo llevaba de un material impermeable, preparado contra el agua y es que la viuda, de esa familia, se lo esperaba todo.  Así que dejó a los malvados familiares con la boca abierta y ella se pasó la tarde bailando, convirtiendo el funeral en una fiesta.





CRIMEN Y CASTIGO de Elda Díaz






Allá por los años cuarenta, después del fin de la guerra civil española, vino a Canarias un destacamento de África que se instaló en Güimar.  Era una cantidad importante de moros.  Muchas de las chicas de esas familias se casaron en la isla pero, dicen que algunas de ellas fueron vendidas.  Pertenecían a otra cultura y los hombres eran muy celosos de sus mujeres y las creían de su propiedad.  Mi madre me contaba que ella nunca pudo olvidar el día en que presenció como uno de ellos apuñalaba a una muchacha.  Cada vez que le asestaba una puñalada, miraba al sol y luego le daba otra.  Cuando por fin llegó la guardia mora, casi no pueden quitárselo de encima.  La chica estaba muerta.  Aquel desalmado murió poco después en el cuartel.
Pasados algunos años,  muchas de aquellas personas marcharon, aunque en Güimar quedó mucha de su descendencia, hoy en día güimarera y plenamente adaptada.

HISTORIA DE UN AMOR de Candelaria Bacallado







Raquel y Óscar se conocieron en medio de un grupo de amigos que salían en pandilla.  Al principio sólo eran compañeros pero, conforme pasaba el tiempo, su amistad se iba haciendo más patente.  Confiaban el uno en el otro y eran muy cómplices.  La amistad que les había unido como amigos, finalmente derivó en amor.  Se dieron cuenta de que necesitaban estar juntos para compartir este amor recién descubierto. Raquel se dio cuenta de que él era para ella la razón de su existir; en sus besos encontró el amor y la pasión.  Lo que empezó con absoluta sinceridad y confianza, el tiempo y la rutina hizo mella en la pareja, apagando la luz que había iluminado sus vidas.
Había sido un amor que los llevó a la comprensión de lo bueno y lo malo que tiene la vida en común.  Entendiendo que sus almas tomen caminos distintos, saboreando el agridulce de la soledad, saben que valió la pena vivir esta historia de amor como no habrá otra igual; mientras duró…





EL BOLERO de Elvira Martín Reyes





El bolero es como un despertador de sentimientos: amor, desamor, nostalgia, romanticismo, son algunos de ellos, dependiendo del momento que cada cual viva o el que su estado de ánimo le permita.  Sin duda, el bolero es la pieza musical que más sentimientos aflora.  Hay algunos muy bonitos como Bésame, bésame mucho o Toda una vida.
Perdida; ésta es cantada por los Panchos pero, he de decir que, como en casi todas sus canciones, en ella a las mujeres nos ponen verdes.  Nos dicen que si nos dejan nos encontraremos perdidas, tiradas y en enojo y, aún así, a pesar de eso, al escucharla ¡nos ponemos a llorar!, cuando en realidad nos están insultando, y dejan nuestro valor como personas mermado y a merced del amor de los hombres, sin el cual no podemos decidir, ni pensar, ni vivir…en fin, hay que entender que así era la cultura de la época en que las letras de estas canciones fueron escritas.
Una de las letras de boleros que más me ha sorprendido es aquella titulada Tú me acostumbraste, que dice más o menos: …tú me acostumbraste a todas esas cosas, que son maravillosas… y termina diciendo:  ¿por qué no me enseñaste como vivir sin ti?.  Al escucharlo siempre me imaginé la historia de una chica que se enamora y él termina dejándola pero, me equivoqué.  Con el tiempo supe que detrás de la letra de ese bolero, no estaba una chica sino que, en realidad, es la historia de amor de una pareja gay: un joven con un hombre mayor que él.  Naturalmente, los sentimientos son los mismos y, si cabe, todavía más intensos puesto que, en la época en que la canción fue escrita, ése era un amor totalmente prohibido.
Creo que si la hubieran escrito hoy en día, le hubieran dado un Grammy a la mejor canción

30 DE MAYO, DÍA DE CANARIAS


.Aunque con algo de atraso, agradecemos a Amalia la preciosa felicitación que nos brindó el pasado día de Canarias, felicitación que hacemos extensiva a todos nuestros paisanos y a los que, con total amor por nuestra tierra, nos acompañan.








30 DE MAYO, DÍA DE CANARIAS  de  Amalia Jorge Frías

Hoy es día de Canarias,
no lo podemos olvidar;
es una fecha muy grande
para dejarla pasar.
El mes elegido es Mayo
que, como todos sabemos, es
 el más hermoso del año.
Pertenecer a este pequeño continente,
orgullo de España es
y nos colma de emoción.
Ser visitados por todos
 los países del mundo
nos llena de total satisfacción.
Como canarios,
sé que nos unen
los mismos sentimientos
y la misma ilusión.

Por eso, compañeras,
felicidades en este día
y que lo vivamos 
de todo corazón







RUMORES AL ALBA de Lucía Hernández Rodríguez





La isla de La Palma, como muchos sabemos, cuenta con catorce municipios y cada uno de ellos celebra cada año su festividad patronal, excepto Santa Cruz de La Palma que, además, vive cada cinco años la Bajada de la Virgen de Las Nieves, Patrona de la isla, en medio de una semana de festejos donde se agrupa gente de todas partes.
En el pueblo de Puntallana, se celebra la festividad de San Juan Bautista.  Todos los vecinos colaboran con sus ramajes y banderas.  La víspera de esta fiesta, todos hacen sus hogueras.  Por esa razón, es natural que  ese día, todos los habitantes de este pueblo estén preocupados; allí nunca ha pasado nada pero… ¡cómo el fuego es atrevido!... existe la preocupación. Al día siguiente hay una función religiosa con procesión del santo patrón.  Ese día es festivo y las familias se reúnen para participar juntos de los festejos e, incluso, echarse sus vasos de vino.  Los vecinos de este pueblo se comportan estupendamente y los padres que tiene hijos no dejan de preocuparse por ellos y los vigilan aunque, también piensan que la juventud es muy bonita y que hay que disfrutarla.
Al alba, ya no hay rumores y las preocupaciones se alejan.  La fiesta terminó y no pasó nada.  Ahora, a rezar una oración para San Juan Bautista y pedirle que nos de salud para poder seguir disfrutando de su fiesta un año más.




LA CARTA de Elda Díaz





Querido mío:
Me alegro de que cuando ésta llegue a tus manos, te encuentres bien.  Nosotros por aquí bien, gracias a Dios.  Te cuento que los niños están bien.  El pequeño no hace nada más que nombrarte, preguntando sin cesar que cuándo viene su papá y los mayores no ven la hora de que vuelvas.  De la niña, ¿qué te voy a decir?; es la niña de tus ojos, bien lo sé y, como todos, está contando los días para verte entrar por la puerta pero, me dice que los meses se le hacen cada vez más largos. 
No sé dónde marchaste y tampoco si vas a volver, pero no tengo el valor de contarles la verdad, así que… haré nuevamente el teatro de poner esta carta en el buzón con la esperanza de que llegue hasta ti.
Cariño, hasta pronto, si Dios quiere.

EL SECRETO DE RAQUEL de Natividad Morín





Raúl era un muchacho tímido y retraído.  Tenía unos rasgos finos y afeminados por lo que, los chicos del barrio se burlaban de él y los vecinos, que eran gente sencilla, murmuraban a sus espaldas.  Éstas eran razones suficientes para que el chico sufriera y no quisiera salir de casa.
Los padres estaban preocupados porque veían que su hijo lo pasaba muy mal y cansada de verlo así, un día su madre se decidió a preguntarle si deseaba ir a vivir con su tía que vivía en el extranjero.  Raúl contestó que sí.
Pasaron unos años y aquel chico tímido dio un cambio total.  Su aspecto era otro; se había cambiado de sexo.  Ahora era una joven muy atractiva, alta, delgada y elegante.  Raúl dejó de llamarse así y su nombre ahora era Raquel.
Raquel iba a una escuela de modelos y como tenía un sello especial que la hacía destacarse de las demás chicas, se fijaron en ella y fue contratada por un conocido modisto para que paseara sus famosos vestidos por todas las pasarelas del mundo.  Ella estaba como loca porque se había cumplido su sueño.
Su pasado había quedado atrás.  Sus padres han guardado su secreto y Raquel finalmente ha logrado ser feliz.




EL PLAN de Paula Lugo





La viuda  era odiada por sus familiares.  Vino al funeral de su marido vestida de aquella manera sin que nadie lo esperase pero, al verla, todos supieron por qué lo hacía.  El hijo de la viuda era el oveja negra de la familia y la hija trataba de aparentar ser lo que no era;  razón por la que la sobrina mojigata la odiaba hasta el punto de no dirigirle la palabra.  El vecino del ático resultaba sospechoso, con un extraño aspecto no acorde con su edad.  La suegra de la viuda, era del todo singular, tanto que terminó llevándose bien con la mejor amiga de la viuda, a la que detestaba.  Con este panorama, no era de extrañar que la viuda urdiera un plan para dar a todos motivos para seguir hablando de ella a sus espaldas: nada mejor que llegar vestida de rojo al funeral.

LA AUSENCIA de Edelmira Linares





Como cura de esta parroquia, yo, don Ruperto, estoy asombrado y preocupado.  Esto no es normal.  Los hombres son cada vez más cobardes e informales.  Es la segunda vez que pasa en la misma semana.  Lo que yo aprecio a esta familia y no por el dinero que dan, no; incluso no les pensaba cobrar.  Bueno, bueno, dejémoslo en manos de Dios que, pensándolo bien, por algo se habrá arrepentido el pobre chico de asistir a su propia boda. ¡Válgame Dios!.

El SECRETO DE RAQUEL de Paula Lugo




Tenía yo una amiga en el colegio llamada Raquel y con ella estudiábamos todos los días mi hermana y yo.  Parecía una chica muy normal, simpática y comunicativa.
Un día, nos dijo que tenía que contarnos un secreto.
-¿Qué secreto?- le preguntamos muy extrañadas.
Entonces, nos empezó a contar su secreto:
“Mi madre es una mujer que viaja mucho por el mundo, incluso a países lejanos y extraños.  En el último de sus viajes, mi madre fue secuestrada.  Después de pagar mucho dinero por su rescate, mi madre consiguió ser liberada en la selva, a punto de ser devorada por las fieras o por los mosquitos.”
Ése era el secreto de Raquel.

EL LIBRO PROHIBIDO de Luisa Delgado Bello




Mi padre heredó de mis abuelos una casa antigua situada en Las Toscas.  Esta casa tiene en la pared de algunas habitaciones, una especie de hornacinas con muchos estantes llenos de libros.  Mi padre, que era un lector empedernido, casi siempre tenía un libro en sus manos pero, de los muchos que guardaba con esmero en aquellas alacenas, había uno que siempre colocaba en la última repisa, la más alta, advirtiéndonos que no lo tocásemos.
Un día, aprovechando que él no estaba en la casa, me subí a una silla a escondidas, cogí el fruto prohibido y salí corriendo con él en la mano para leerlo en la azotea.  Yo tendría entonces unos quince años o tal vez algo menos.  Cuando empecé a leer me di cuenta de qué se trataba: el secreto de los Papas en el Vaticano.  Por alguna razón mi padre consideraba que aquel era un tema delicado del que las niñas, como yo, no debíamos saber nada.  Yo lo leí con avidez y dos de los casos que me causaron más impresión fue el de un Papa muy misterioso llamado el Papa Luna y el de una mujer que, disfrazada de hombre, llegó a ser Papa; esa mujer fue la Papisa Juana que tuvo un hijo con un cardenal de la curia romana.
El recuerdo de ese libro llegó a mí hace unos dos años, mientras leía el Código da Vinci pues en él conseguí muchos párrafos similares a los que alguna vez había leído en el libro de mi padre: las explicaciones de los cuadros de la Mona Lisa o La Virgen de la Peña y los secretos que guardaban estas pinturas; también el significado escondido en las gárgolas de los tejados de muchas casas antiguas, a través de las cuales pasa el agua que cae a los patios.  Cada una de estas lecturas me hizo recordar aquel libro guardado en la repisa más alta de la alacena de mi infancia.
Mi padre nunca supo que yo había leído su libro especial; el libro prohibido.