miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL PASTOR Natividad Morín




Muy de mañana, el pastor salió de la cabaña para sacar al rebaño y guiarlo al cañaveral.  El gañán cogió la guadaña para cortar las cañas para que los animales pudieran pastar sin problemas.  Cansado del esfuerzo, sacó el pañuelo para secar el sudor y se sentó en un peñasco que estaba cerca.  De pronto, se oyó un ruido de aleteos muy fuerte.  Una bandada de cigüeñas volaba justo encima y el rebaño, asustado, salió en estampida.

El mozo cogió una caña para controlarlas, mientras las ovejas corrían de un lado para otro.  Lo engañaban como a un tonto.  Al día siguiente tendría más cuidado; las metería en la cueva que tiene la montaña.



EL SUCESO Amalia Jorge Frías




Ocurrió sobre las ocho y media.  Yo estaba muy tranquila haciendo la tarea, cuando mi madre me dijo:
 –Termina y cámbiate de ropa que vamos a ir a La Laguna a ver la procesión del Cristo y los fuegos.
A mí me pareció algo increíble que a mi madre se le hubiera ocurrido esa idea, cuando ya era casi la hora de acostarnos, pero no me atreví a preguntarle nada por miedo a que se arrepintiera.
A la media hora, vino mi padre a buscarnos con el coche nuevo; ¡otra sorpresa!.  Yo sabía que iba a cambiar de coche pero no me había enterado que ya lo tenía.
Aquella fue una noche muy especial: estrenamos el coche, vimos la Procesión del Cristo y la maravilla de los fuegos que duraron cuarenta minutos.  Todos eran bonitos pero los más que me gustaron fueron los de la montaña de San Roque; esos no me daban miedo y los de la Plaza sí porque parecía que me iban a caer encima.  
Llegamos a casa cuando era más de las doce.  Me costó dormir porque con tantas sorpresas y emociones me encontraba muy excitada, sin embargo, por la mañana me encontré muy bien, sólo un poquito distraída, al acordarme de tantas cosas buenas que me habían sucedido.  Un día que siempre recordaré con cariño.









CARANTOÑAS DE LA Ñ Dolores Fernández Cano



La rapaciña come los ñacos, luego, refunfuñando, aliña las castañas para su ñaño que, sentadito a su ladiño, le cuenta ñoñerías, al mismo tiempo que corta la piña con un puñal de estaño.
El ayo maño, muy mañoso, llena un vasiño de un riquiño cariñena, sacado del cuñete.  A continuación de haber tomadiño un sorbiño, se limpia los labiños con un pañuelo pequeñito.  El niño ñácaro, tira el muñeco de la niña Carmiña al caño.  Ñu, ñu, ñu…, se fue al fondiño, ¡pobriño muñequiño!
El cañuto de mi primo, tras escudriñar los amoríos del gañán de su cuñado, se va rapidiño por el cañaveral, en busca de cañas para construir una cabaña.
La señora eñe, con su moño al viento, recorrió el mundiño, buscando un lugariño para asentarse.  Después de  un   tiempiño de dos años, lo encontró en la España cañí; ¡ole!




MAYORES Elvira Martín Reyes




–Manuel, incorpórate
–Estoy recostado
–Tú lo que estás es caduco
–¿Qué quieres decir?
–Que estás carroza…y como sigas así, te va a dar un jamacuco
–Tú estás loca, que pareces una gallina clueca, que si el cubo, que si el sancocho, que si la cucaracha…, quejica perdida
–Tú eres muy cuco, que no disparas ni un chícharo ni pa llevarte la cuchara a la boca
–Eres calcada a tu madre, todo el día zancajeando. Pareces un cucú cacareando cada cuarto de hora
–¿Qué cuchicheas? tú eres muy dicharachero
–¿Qué qué? ¿Te parece si nos tomamos un cola-cao calentito y nos encurrucamos?

–¿Cómo? ¿Qué si nos enroscamos? ¡Yo también te quiero, encañero mio!


martes, 22 de septiembre de 2015

EJERCICIOS NARRATIVOS MIÉRCOLES

Narrar puede ser un juego muy divertido, si logramos vencer el miedo de dejarnos llevar por la imaginación; mucho más si, al hacerlo, nos apoyamos en el sentido del humor.  Estos microrrelatos de nuestras alumnas del Taller Las Flores del Teide Narran son una buena muestra de ello.




TENGO UN BASTÓN   Eutimia Espino
Tengo un bastón que sabe cocinar muy bien.  Un día se me perdió y tuve que hacer yo sola la comida, pero qué va, a él la paella le queda mejor.

TENGO UN BASTÓN   Dolores Fernández Cano
Tengo un bastón que me acompaña noche y día.  Le cuento mis temores y alegrías.  Su mirada tierna me acaricia.  Sé que puedo contar con él para todo, ¡qué buen amigo he encontrado para apoyarme!

TENGO UNOS ZAPATOS   Candelaria Bacallado
Tengo unos zapatos que salen solos de la zapatera cada vez que suena la música y se ponen  ¡a bailar!

TENGO UN JARRÓN   Elvira Martín Reyes
Tengo un jarrón que me parece especial pues tiene forma de guitarra. Si lo observo, parece una mujer.  Casi puedo escuchar a Paco de Lucía o ver a una flamenca bailando con su bata de cola.


TENGO UN JARRÓN   Amalia Jorge Frías

Tengo un jarrón que me tiene embrujada.  Será porque lo traje de la India.  Cuando lo miro, pienso que estoy volando sobre una alfombra mágica y, sin darme cuenta, los pies se me levantan solos.  Cada vez que estoy deprimida o aburrida, lo miro y mi imaginación vuela.  Este jarrón es algo prodigioso; ¡le ahorra mucho dinero a la Seguridad Social!


TENGO UN BOTÓN   Luisa Delgado Bello
Tengo un botón que me prestó María Dolores.  Es tan travieso que se fue tan abajo que se desabrochó y al hacerlo, salió el pajarito volando…, ¿hasta dónde llegaría?, me pregunto.

TENGO UNOS ZAPATOS  Elvira Martín Reyes
Tengo unos zapatos que me recuerdan a las pantuflas de mi madre.  Cuando hacíamos algo mal, aquellas pantuflas se volvían mágicas y por mucho que corriéramos siempre nos alcanzaban.  La llamábamos la chola teledirigida pues daba la vuelta a los muebles buscando donde posarse.  El destino siempre era el mismo: nuestros pompis.


         TENGO UN RELOJ    de  Fanny
Tengo un reloj muy singular, pues sin falta me recuerda la hora de tomar la medicina y, cuando me da pereza, me insiste en que tengo que salir a caminar.

TENGO UN RELOJ  Natividad Morín
Tengo un reloj que cuando dice la hora, lo hace al son del cha cha cha

TENGO UN BOTÓN   Dolores Fernández Cano
Tengo un botón que es un pillín; le encanta destacarse de todos los demás.  Baila, canta con su voz de barítono y, cuando ya está cansado, se acurruca en el ojal, para descansar calentito.

TENGO UNAS TIJERAS Amalia Jorge Frías

Tengo unas tijeras que van siempre conmigo.  Son muy especiales porque, cuando en una reunión estoy hablando más de la cuenta, ella empieza a dar saltos dentro del bolso y entonces, ya sé yo lo que tengo que hacer,


BOTONES DE ORO Lucía Hernández



Podría tener botones de oro, pero no los tengo.  Los trajo mi abuelo de Cuba.  Un día le  pedí dos de ellos a quien los heredó, para hacer unos zarcillos a mi niña.  Me dijo que sí pero jamás los vi. Con el tiempo, el hijo de este familiar se casó y su nuera los vendió para comprar algo para la hija.
Así pasaron las cosas.  Así fue como se perdieron los botones de oro de mi abuelo.




Ñ Amalia Jorge Frías




Cuando mis niñas eran pequeñas, la tercera, Begoña, quiso que le enseñara ballet. Yo ni en sueños pensaba que eso fuera positivo pero se puso con tanta ñoñería que no tuve otra opción que llevarla, aunque me pareciera algo ñoño y ñiquiñaque.



Ñ de Fanny





Entro en el cuarto de mi niña, está con su muñeca que lleva un pañuelo en la cabeza.  Le cambia el pañal porque está sucio de ñoña, la lleva al baño, la baña, la seca con el paño.
Por la noche, sueño que voy con la niñera a tomar un coñac, nos sigue un tipo de mala calaña.  Nos da puños y nos ataca con un puñal.  Corrimos hacia una cabaña y…de pronto me desperté, junto al niño y la muñeca con pañal y sin puñal.




Ñ Eutimia Espino





Mañana quiero ir a Logroño a casa de  una prima que tiene unos niñitos muy cariñosos y alegres. Tal vez me invite a unos buñuelos muy ricos que hace; siempre sueño con ellos.  Espero poder ir y que no surja nada que me haga la puñeta.



VICTORIA EN AÑAZA Candelaria Díaz





España es mi país y soy de Tenerife.  Vivo en un lugar de Añaza y desciendo de los Cromañón, raza del norte de Europa.  Somos un pueblo invicto; una muestra es la hazaña con el cañón. En la mañana del 25 de julio del año 1797, mi bisabuelo Toño participó en la campaña contra los ingleses.  Los lugareños, al grito de Guañón, Señor Dios, vencieron al almirante Sir Horacio Nelson, para gloria de los tinerfeños.


VIL Luisa Delgado Bello





Al borde de un ataque de locura, el piloto que supuestamente estrelló de forma deliberada un avión de pasajeros en Alpes franceses, dijo a su novia: “un día haré algo que cambiará el sistema y entonces todo el mundo conocerá mi nombre y lo recordará”.  Lo hizo porque se dio cuenta de que, debido a sus problemas de salud, su gran sueño de trabajar en Lufthansa como piloto de vuelos de larga distancia, era casi imposible de lograr.  Ahora todo el mundo está dando opiniones, pero no sé cómo con tantos controles como les hacen a los futuros pilotos, nadie se dio cuenta de que ese hombre no estaba en sus cabales.  Ante tanta vileza, es difícil no permanecer siempre al borde de un ataque de nervios.