lunes, 23 de febrero de 2015

NOVIO PROMISCUO Antidia Iraida




Si yo lo sabía, pensaba él detrás de la puerta.  Temblaba de miedo al mismo tiempo que se preguntaba ¿cómo lo supo y quién se lo dijo?.  El caso es que ella está aquí y no se va a detener y la otra en la cama porque se siente mal y mucho me temo que ella fue quien la envenenó.  Ni a mil kilómetros de distancia me escapo de ella.   ¿Qué pasará ahora? ¿Subirá a tocar la puerta o se convertirá en una sombra que me perseguirá donde quiera que vaya?  Terminará con mi vida esta desazón. ¡Me amargará mi luna de miel!  Y mi recién esposa terminará dejándome, pensará que le he fallado, que no soy el hombre que esperaba.  Con esta inquietud, a ver quién es el guapo que se pone en situación.  ¡Dios, oigo sus pasos! ¿Se atreverá a tocar?
Cruza los dedos, mira al cielo. ¡Si no hubiera sido tan promiscuo!
¡Toc, toc!  ¡Madre mía, aquí está!
¡¡Uff!!.  Es el camarero con la tila para mi querida esposa.



EL PAQUETE Elda Díaz.







            Dando un paseo, vi un bulto extraño y me acerqué. Nunca pensé que hubiera personas tan malas; lo que me pareció un paquete era una criatura y estaba dormida.  Era preciosa, la cogí en mis brazos y entonces empezó a llorar.  Después de reflexionar mucho sobre lo que hacer, la llevé a la policía a ver si me la dejaban tener hasta que decidieran lo que iban a hacer con ella o bien si podía adoptarla pues me encantan los niños. Nunca entenderé cómo pueden dejarlos abandonados sabiendo que es una muerte segura.  Ésta tuvo mejor suerte, gracias a Dios, y ahora sonríe y juega ante mis ojos, tan feliz como yo de haberme tropezado un día con aquel maravilloso paquete.



LA CARTA Natividad Morín.





            Ha terminado la carrera de enfermero, le gusta ayudar a los demás. Para sus padres, habría sido una satisfacción que hubiera hecho medicina, pero la muerte de sus progenitores se lo impidió, tuvo que ponerse a trabajar.
            Era un chico valiente y con las ideas claras, eso se lo debía a su madre, hizo enfermería que era más corta y económica, y terminó con matrícula. Sus profesores estaban muy orgullosos de él, ¡Ahora falta que encuentre trabajo!–les decía él-, ¡No te preocupes, seguro que pronto lo encontrarás, eres un chico responsable y profesional, te echaremos una mano! –le dijeron-.
            Pasaron unos meses, el joven estaba desesperado. Un día, el cartero le entregó una carta certificada; la abrió. Venía de Barcelona, estaba nervioso, la leyó y dio un grito de alegría ¡ya tenía trabajo! Solicitaban sus servicios en un renombrado hospital de Barcelona. ¡Gracias, Dios, papá, mamá por echarme una mano! Le pareció oír en la lejanía una voz ¡Te lo mereces!.




DEVANEO Dolores Fernández





            Celso y Tobías se conocieron en la peluquería a donde acuden. Entre los dos nació una gran amistad. Como Tobías es escultor, propuso a su amigo esculpir su torso. Para eso, le invitó a su casa, donde tiene instalado el taller.
            Una tibia tarde, Celso dirige sus pasos a la casa de su amigo. Ya en el estudio, tras unos minutos de sesión, percibe un ambiente de irrealidad que le confunde. Tobías en cambio, tranquilo, confiesa a su modelo el deseo de entablar una relación más íntima, a lo que Celso, algo turbado, contesta que es imposible, pues él ya está comprometido. Disgustado decide marcharse. Con un gesto serio, se despide, quedando en el aire una interminable espiral de culpabilidad, que el escultor asume desolado, mientras continúa perfilando su obra.




LIBERTAD Antidia Iraida.





Libertad, estrella fugaz,
que todos perseguimos
y no podemos lograr.
Por la libertad, se unen las masas,
por la libertad luchan los pueblos,
creyendo que somos libres,
damos vueltas sin parar.

Nuestra boca habla de ella,
nuestro  corazón palpita
 porque no la podemos alcanzar.
Las ataduras de esta vida y la sociedad
no nos dejan de ella disfrutar.

Ilusiones vanas que se desvanecen
en el mar,
 y tras las olas se van.
La más añorada la más perseguida
se escapa de todos a gran velocidad
Libertad, divino tesoro,
que pocos pueden lograr
Libertar, libertad,
 se oye por aquí y por allá,
pero todos somos esclavos
 del mundo y la sociedad.

Quién dijo libre,

 prisionero del mundo está.



¡QUÉ BONITA ES LA VIDA! Mary Rancel.





            Es una dama en el más amplio sentido de la palabra: atractiva, agradable, generosa, optimista y satisfecha con lo que la vida le ofrece. A pesar de haber tenido algunos reveses de salud –poco agradables-, una vez superados, hace borrón y cuenta nueva, o bien, los recuerda sin  acritud. Las cosas pasadas andadas están, no tienen  por qué dejar huella. Esa es su filosofía. A mí me ha servido de acicate en diversas ocasiones. He tratado de seguir su ejemplo pero…, no es fácil alcanzarlo, lo suyo es genético, además de poseer una voluntad inquebrantable.
            Hace pocos días visitó a un especialista de la medicina. El facultativo, después de examinar el resultado de las pruebas que le aportó, quedó sorprendido; fue tal su extrañeza, que le preguntó si las mismas correspondían a su persona. La señora, que es octogenaria, respondió afirmativamente. El médico le explicó que tenía unos huesos como los de una persona de cincuenta años, como mucho, de sesenta muy bien cuidada. El doctor manifestó que en su dilatada  carrera, sólo se había encontrado con un caso similar, el que fue llevado a junta de médicos por lo poco frecuente.
            Recibir una noticia tan buena, hizo que la paciente se sintiera resarcida y feliz; si tenemos en cuenta que otro facultativo había prescrito una intervención de rótula.
            Debo apuntar que esta mujer excepcional, a quien admiro, es una amiga muy querida, no solo por mí, sino por todas las personas que disfrutamos de su amistad.





AUSENCIA Carmen Garcés





            Un día más sin ti. Llueve y eso únicamente consigue que te extrañe aún más porque recuerdo como los días lluviosos hacían nuestra  unión  más íntima, más fuerte.
            Salgo a la calle y me parece distinguirte en cada lugar por donde voy; mi sufrimiento se recrudece. Es en esos momentos, en los que la desesperación se apodera de mí, cuando contemplo la posibilidad de  buscarme a otro, uno que llene ese gran vacío que tú has dejado;  mas, en el fondo de mi ser, comprendo que eso es imposible; eres irreemplazable, insustituible.
            Vuelvo a casa, mis pasos lerdos y cansados me acompañan todo el camino. Mi mente exhausta sólo es capaz de repetir una y otra vez, aquello que le atormenta:
-                              -Otro día  sin sentir tu calor, sin disfrutar de tu abrazo, un día más en tu ausencia, mi adorado coche utilitario.




HISTORIA DE UNA NIÑA Lucía Hernández





            Aquellos eran tiempos de mucho atrasado, creo que hará de esto más de 75 años. La gente no discurría nada, sólo tonterías. Todas las familias trabajaban en el campo, las niñas íbamos a la escuela, pero antes teníamos que ir a llevar el desayuno a nuestros padres, al lugar donde estuvieran trabajando y al salir de la escuela teníamos que volver al mismo lugar a llevar el almuerzo, esto era un pecado mortal porque el trayecto era largo.
            Un día, una niña de 8 o 9 años fue a llevar el desayuno a su padre, no estaba en la casa y un tío suyo le dijo que él había ido al mar a coger unas lapas. La niña fue a la orilla del mar en busca de su padre y allí lo encontró, ella le insistía ¡Vamos papá!, que es tarde para la escuela. Él no le hizo caso y como había un destino que allí le esperaba, siguió cogiendo lapas. En un momento, la niña oyó un grito fuerte, se acercó y vio a su padre caído en el agua, allí había una lancha pescando, se acercaron y lo recogieron, pero estaba muerto, le dijeron a la niña que subiera por aquel risco en busca de alguien,  y pudo llamar a unos familiares que estaban por allí, la lancha se fue derecho a Santa Cruz de la Palma, allí lo llevarían al depósito hasta que llegaran sus familiares.
            El médico certificó que fue un infarto, que si hubiese estado en su casa habría sido igual su muerte. Cuando la niña llegó a su hogar, se abrazó a su madre mientras le comentaba que ya se habían quedado solitas porque les faltaba aquel ser que tanto las quería.

            ¿Les ha gustado esta historia? Pues lamento decirles con todo el dolor de mi corazón que la pobre niña de esta historia es la misma que la termina de escribir y la lleva presente en su corazón para siempre.


TIEMPOS DE ESCASEZ Amalia Jorge Frías





            Allá por los años cincuenta, cuando yo tenía ocho o nueve, en la parroquia los domingos, antes de la misa, nos enseñaban catecismo.  Todos los meses las hermanas de la casa de Nazaret daban un premio a la niña que mejor se portara, un mes me tocó a mí y me regalaron unas lonas azules de las que se ataban con cintas.
            Llegué a mi casa muy contenta; era la primera vez que me ganaba un premio y yo lo veía como un gran trofeo. Poco me duró la alegría; mi madre, muy seriamente me dijo que las tenía que devolver, ¿cuándo te has puesto tú unas lonas?, si no sabes ni atarte las cintas, el próximo domingo las llevas y que te las cambien por otro regalo.

            Yo no la comprendí y me pasé toda la semana de mal humor, pero no tuve más remedio que obedecerla. Cuando las devolví me encargaron que le diera las gracias a mi madre; y a mí me regalaron una medalla pequeña de plata, muy bonita. Yo en aquel momento no entendí nada pero con el paso del tiempo comprendí que las hermanas de Nazaret sí habían entendido el mensaje de mi madre.


AMOR Milagros






Siempre me ha gustado  vivir mi vida rodeada de amor, de ese amor universal, sin intereses. Ese siempre ha sido el objetivo de mi existencia; dejar que el amor se manifieste en mí, que rellene mis espacios en blanco, que me haga sentir, bailar, sonreír; en definitiva, justificar mi vida. Proteger a mis hijos y nietos, entrar en contacto con los ciclos, con todos  los hombres y mujeres, con todas esas personas que me han puesto en mi camino. Creo que si de verdad conociéramos el verdadero amor entenderíamos mejor el alma de nuestro mundo.


TERESA DE ÁVILA Candelaria Díaz.







Teresa, un ejemplo de cerebro sabio, era mística y revolucionaria, nominada por la Santa Inquisición, que de Santa nada.  El diablo metido en la religión, ¡horror puro y duro!.  Ella escapó por mano de Dios, creó templos, quiso que los miembros de la Orden del Carmelo fueran descalzos, por eso la Curia no la quería; por eso y… por ser mujer.  Si  hubiese vivido por estos tiempos, habría hecho casa para los pobres y se habría liado con Teresa de Calcuta:  menudas dos mujeres santas, orgullo del cristianismo.