miércoles, 4 de enero de 2012

NAVIDAD de Teresa Jiménez

NAVIDAD   de  Teresa Jiménez

Un matrimonio gitano esperaba un hijo para el mes de diciembre.  Como no tenían casa, marcharon a lomos de un burro buscando cobijo, con tan mala suerte  que, a mitad de camino, empezó a llover muy fuerte.  Tal fue la intensidad de la lluvia que se formó un riachuelo que ellos se vieron obligados a pasar.  El gitano, que era un hombre muy religioso, empezó a rezar rogando al cielo que dejara de llover pero, lo único que consiguió fue que lloviera más.  Su mujer, desesperada, le espetó:
-¡Déjate ya de tanto rezo, no vaya a ser que el burro sea cristiano y se ponga de rodillas y nos ahoguemos todos!.
Finalmente pudieron seguir su camino hasta conseguir una cueva en la que resguardarse.  Allí nació el Rey de los Gitanos.


AQUELLA NOCHE DE LLUVIA de Amalia Jorge Frías

           AQUELLA NOCHE DE LLUVIA          


                       Para mi sobrina Begoña


Tenía dieciséis años cuando mis primos Francisco y Amalia, naturales del pueblo de Arafo, tuvieron que pasar unos días en mi casa.  Su hija más pequeña, de seis meses de edad, estaba enferma de la garganta y querían que la viera un especialista.
Esa misma noche, que llovía torrencialmente, la niña se agravó. Salimos con ella en un taxi en busca de un médico.  El primero que la observó ya concluyó que había que operarla de forma urgente.  Los padres estaban tan nerviosos y afectados que no podían tenerla en los brazos y fue así como, a tan temprana edad, me encontré llevando una criatura a punto de morir junto a mi pecho.
Recorrimos varias clínicas, ya que hace cincuenta años los servicios de salud en Santa Cruz no contaban con las facilidades y adelantos actuales.  Por fin, ya amanecía cuando en la Clínica del doctor Barajas pudieron hacerle una traqueotomía.  Cuando la coloqué en brazos del médico,  ya apenas podía percibir su respiración.  Finalmente y gracias a Dios, la operación fue un éxito.

He querido escribir este relato para que ella y su familia sepan por qué siempre la he querido tanto y es que, esa noche, fue una de las más largas de mi vida.  Al tenerla tan cerca en momentos tan definitivos, aquella niña de entonces se convirtió en algo mío, como si de una hermana pequeña se tratara.

Deseo enviarle un abrazo muy fuerte a ella, a su esposo y a sus hijos (a todos los quiero muchísimo), con mis mejores deseos para el año que comienza y que esta pequeña historia, que es la suya, escrita con el corazón, sea para Begoña, mi regalo de Reyes.

LA RATITA PRESUMIDA de Dolores Fernández Cano

LA RATITA PRESUMIDA  

¡Qué contenta estoy!.  He acabado mis estudios de enfermería y me han concedido una plaza en el Hospital Universitario.  ¡Qué guapa voy a estar vestida de enfermera!, toda de blanco y radiante como una novia.
Estoy yendo a un gimnasio para tener un cuerpo ágil y así poder caminar con ligereza por los largos pasillos del hospital.  Esta tarde tengo cita en el centro de belleza.  Me van a hacer una limpieza de cutis porque quiero estar perfecta para gustar a los pacientes.
¿En qué planta me ubicarán?.  No estaría mal que fuera en la de Traumatología, pues los huesos son más limpios y yo soy muy fina y delicada.
Seguro que conoceré a un guapo doctor que me sanará del mal de amores que padezco.
¡Qué feliz me siento! ¡Es una suerte haber encontrado un empleo en los tiempos que corren.


¿FELIZ NAVIDAD? de Candelaria Díaz


¿FELIZ NAVIDAD?


Estamos en casa de mi suegra, que es un coñazo.  Siempre repite que es la mejor cocinera y que siente que su hijo tenga que comer mi comida, que no he querido aprender y bla, bla, bla… Me pone de los nervios, es una absoluta pelma.
Tocan la puerta.  Voy a abrir y, al hacerlo, descubro que es un hombre de cara triste que dice no haber comido.  Lo hago esperar mientras voy a la cocina.  Meto en una bolsa todo lo que pesco por allí y se la doy.  El hombre se despide, dándome las gracias. ¡Dios!, ¿quién es feliz aunque sea Navidad, viendo a gente que lo pasa mal y teniendo una suegra como la mía?