miércoles, 25 de julio de 2012

LIBRE de Dolores Fernández Cano




Hemos nacido libres.  Somos libres para amar, libres en nuestros pensamientos, libres en las ideas políticas y religiosas.  La libertad y el poder se encuentran dentro de nosotras.  Libres para elegir nuestra ropa, nuestros amigos, libres para comprar nuestros alimentos y para votar cada cuatro años.
Existe también la libertad de prensa y el derecho a manifestar opiniones sin censura.  Otro modo de libertad es la condicional, la provisional pero, la libertad nada tiene que ver con el libertinaje.
Poseemos libertad para decidir nuestro propio camino.  No debemos dejar que nos pongan cadenas.  Ser libres no implica ningún peligro.  Como cantaba el desaparecido Nino Bravo:
Soy libre como el sol cuando amanece,
soy libre como el mar,
como el ave que escapó de la prisión
y puede al fin volar.
Libre como el viento
que recoge mi lamento.
Caminando detrás de la verdad
sabré lo que es la libertad.

BLANCA de Elda Díaz




Era invierno y las cumbres de Güimar estaban nevadas.  Todos los miembros de la familia estábamos pasando aquel domingo en Arafo y, al llegar la tarde, decidimos subir a la cumbre para ver de cerca la nieve, con la buena fortuna de, sin esperarlo, poder disfrutar del espectáculo de ver caer la nieve en pequeñitos copos.  Aquello fue precioso y jamás  podremos olvidar el maravilloso manto blanco que se formó a nuestros pies.
Lo malo vino después.  El coche patinaba y nos costó un buen rato salir de allí pero, al fin lo hicimos y bajamos el camino contentos por haber podido gozar una nevada; cosa poco común por estas tierras nuestras.  Desde la casa, al caer la noche, la luna llena nos siguió permitiendo la entrada a un nuevo espectáculo:  ver la cumbre nevada, allá a lo lejos. 





SEÑALES de Luisa Delgado Bello




A veces, el azar o el destino –según como se mire– envía señales que pueden ayudarnos a encontrar nuestro camino.  Has leído un libro que te hace abrir los ojos, has conocido a una persona que te ofrece un punto de vista revelador.  Estas señales tenemos que usarlas como revulsivo que te de  una fuerza interna para recordar quién quieres ser y hacia donde quieres ir.
En otras ocasiones, uno mismo tiene que salir en busca de un estímulo que te ayude a superar según qué situaciones: hacer un viaje para cambiar de aires, mantener esa conversación que tienes pendiente con alguien, escribir una lista de nuevas intenciones y colgarla en la nevera como recordatorio. 



¡SORPRESA! de Luisa Delgado Bello .




Todos los invitados estaban ya en la iglesia: conocidos, amigos, padres, suegros, hermanos, primos y demás parentela.  Hasta la novia había hecho acto de presencia. No faltaba nadie, salvo el novio. Todos estaban  nerviosos e intrigados por su ausencia –sobre todo la novia– cuando de pronto, aparece en la puerta un mensajero… ¡Sorpresa!. 
-El novio no se puede presentar porque está casado en Venezuela, tiene cinco hijos y su mujer está esperando el sexto.  Dice que lo siente mucho y pide perdón.  ¡Ah!  Ayer cogió un avión para Caracas. 

¡FUEGO! de Teresa Jiménez




Tengo pánico al fuego.  Recuerdo un incendio que me impresionó; el que vi en la película Lo que el viento se llevó pero, nada tan impactante como la experiencia propia. Recién instalada en la casa donde vivo, un día se declaró un fuego en el segundo piso del edificio.  Vinieron los bomberos y uno de ellos tocó a mi puerta para decirme que tenía que salir a la calle.  Yo le dije que no porque estaba en pijama.  Le contesté de ese modo porque creí que era mi hijo disfrazado, gastándome una broma.  Pero, el incendio era real y me ordenaron ir a la terraza para respirar mejor.  Nunca vi las llamas de este fuego pero sí las huellas que dejó la concentración del humo.  Tuvimos que pintar todas las paredes que dan a la escalera y el piso donde se produjo el incendio tuvo que ser completamente restaurado.







martes, 24 de julio de 2012

TIERRA de Candelaria Díaz





¡Cuánto encierra esta frase!: Madre Tierra.  Una maravilla en toda su extensión pero, la mía es un trocito del paraíso que está hecha de fuego y lava, hija de un volcán de mil colores y olores.  Y esta verdad puede ser constatada durante el Corpus en el valle de Taoro: un hermoso tapiz realizado, con tierras del Teide, por manos de artistas que forman parte de las gentes del lugar.  Cuando se tiene la dicha de disfrutar esa maravilla, ves a Dios por todas partes.  Creo que nadie debería irse de este mundo sin haber visto el homenaje del hombre al Amor de los Amores.



REGALO DE LA NATURALEZA de Amalia Jorge Frías





El día 7 de julio fui de excursión al Teide con la Asociación.  Aunque haya ido muchas veces, siempre siento que lo veo por primera vez.  El paisaje causa un impacto tan grande en mí que se me queda grabado en las retinas durante varios días.
Aunque ahora no es la época más bonita del Teide ya que no ha sido un año de lluvias, ni de nieves, los tajinastes no han podido florecer y las retamas están secas, aún así, los colores de la tierra están tan bonitos y variados que parecen una gran melena de mujer peinada de mechas rubias.
Siempre agradezco ir al Teide, por respirar su aire puro y oxigenado que tanto bien le hace a mi organismo y, sobre todo, por regalarle a mi mente esa paz que emana de la naturaleza y que hace que me sienta más cerca del Cielo y me ayuda a olvidar los problemas de la Tierra.

PEREZA de Natividad Morín





Carmen era una niña muy buena y cariñosa aunque algo perezosa.  Su madre la reñía porque siempre estaba ociosa.  Tenía que estudiar y ella se hacía la remolona y no cogía los libros para repasar, ni por casualidad.  Pasaba las horas echada en la cama, escuchando música.  En su casa le decían que cuando fuera mayor se daría cuenta de las consecuencias, que si seguía así su futuro iba a ser incierto por culpa de la crisis y de haber hecho el vago.
Carmen empezó a esforzarse mucho pero, se le pasaba el tiempo y, al final, traía malas notas.  Lo contrario de sus compañeras que pasaban de curso mientras ella repetía.
Por fin se dio cuenta de su pereza, se puso las pilas y, mientras las demás disfrutaban de vacaciones en la piscina, ella estudiaba duro para recuperar las asignaturas suspendidas.
Finalmente, aprobó y, desde ese momento, se olvidó de su negligencia y la dejó a un lado porque supo que ella solo la llevaría al descuido de las cosas importantes, aquellas a las que estamos obligados.


EL REGALO de Mary Rancel



Cuando yo nací, mi madre tenía diecinueve años y mi padre veintisiete.  Me han contado que les colmé de alegría pero que, durante los seis primeros meses de vida, fui un bebé llorón que no les dejaba dormir.
Recuerdo haber tenido una infancia feliz; nunca me faltó de nada, a pesar de haber nacido en una época difícil –seguramente a la que estamos viviendo ahora, pero con otro cariz, porque en ésta disponemos de muchas comodidades que antes no existían–.
Como soy hija única, siempre eché de menos un hermanito.  Resulta que la cigüeña perdió la dirección de casa y nunca volvió a recordarla.  Esto me decía mi madre siempre que le preguntaba.
En cierta ocasión, mamá fue a visitar a un recién nacido y me llevó con ella.  Me preguntaron si quería llevármelo a casa y quedármelo para siempre, porque ya tenían otros dos niños.  Pueden imaginar mi alegría, ¡tener un hermanito!.  Acepté de buen grado.  Al terminar la visita, yo quise llevarme a la criatura pero, como estaba dormido, me comentaron que fuera a buscarlo al día siguiente.
Llegado el tan ansiado día siguiente, le comenté a mi madre que iba a recoger al niño pero, ella me dijo que lo traería cuando volviera de visita. Por supuesto, no quedé nada convencida porque sabía que mamá no hacía visitas frecuentes a esa familia.  Así que, marché rápidamente a casa de mi amiga Macu y le conté lo ocurrido.  Ella me comprendió porque era la tercera de cinco hermanos y lo pasaba muy bien con ellos, a pesar de que a veces se peleaba con los mayores, bueno ¡a diario!, en realidad pero, no importaba.
Como yo no regresaba a casa a la hora de costumbre, mi madre me fue a buscar al domicilio de mi amiga pero, allí no estábamos ninguna de las dos.  La madre de Macu le indicó que nos oyó hablar de ir a buscar un bebé pero que ella no le dio importancia.  Mi madre salió a buscarnos a todo correr y nos localizó a unos quinientos metros de casa.  Entonces, me explicó que todo había sido una broma, que los niños no se regalan como si fueran un juguete.  Regresé a casa llorando y mi amiga me dijo que le iba a preguntar a su madre si podía prestarme a su hermana pequeña unos días.
En esa época yo tenía cinco años y mucha ingenuidad.

lunes, 23 de julio de 2012

FUEGO de Dolores Fernández Cano



Lidia es una muchacha muy pasional y ambiciosa.  Es como el fuego; reacciona rápidamente, con mucho entusiasmo.  Ella es boliviana y desciende de los indios guaraní. 
Ha finalizado sus estudios de Humanidades en Estados Unidos, donde reside y su deseo es ayudar a las mujeres nativas de su país para que puedan avanzar en el futuro, enseñándolas a tener posibilidades para valerse por ellas mismas.  Ha creado un gran proyecto pero, para ponerlo en práctica, necesita que alguien se lo financie. 
Después de reflexionar sobre el asunto, decide que la persona idónea para prestarle ayuda es la embajadora de Bolivia en Washington, por lo tanto, antes de regresar a La Paz, ha solicitado una entrevista a la que tendrá que asistir dentro de tres horas.
Tras ponerse en camino, llega por fin a la Embajada.  Siguiendo las normas que ordena el protocolo, la conducen al despacho donde tiene que darse la entrevista.  Después de unos minutos de espera, aparece la embajadora y se saludan amablemente.  Lidia no se corta.  Comienza la conversación con voz segura y fuerte; expone respetuosamente sus ideas sobre el proyecto y la intención de sacarlo adelante.
-Quiero compartirlo con usted, que me apoye, que sea mi socia capitalista.
La embajadora ha escuchado a Lidia con atención y con mucha diplomacia, contesta.
-No depende solo de mí; no obstante, pondré todo mi empeño.  Me gusta tu mirada intensa y brillante.  También me ha seducido tu competitividad y ambición.  Dentro de unos días te avisaré con mi respuesta.
A continuación, la despide cariñosamente, al mismo tiempo que efectúa una señal a su secretaria para que la acompañe a la salida.
Ya en la calle, Lidia respira hondo.  Se siente ilusionada con el resultado de la entrevista.  Está segura que va a liderar un buen equipo.



AGUA de Polonia Baute




Siempre me ha gustado el mar.  Será porque de joven vivía cerca de él pues lo tenía frente a mi casa.  En las noches de verano, nos sentábamos en el patio a escuchar el romper de las olas en la orilla.  Orillas de una playa en la que mis cuatro amigas y yo, nos bañábamos.  Esa playa ya no existe.  Recuerdo que íbamos caminando a lo largo de todo el litoral, pasábamos por detrás del castillo negro, hoy en día llamado Castillo San Juan, llegábamos al muelle de Lazareto –que tampoco existe ya– y entonces nos lanzábamos a las aguas de la playita que había donde en la actualidad está el Parque Marítimo.
Algunas tardes, me juntaba con las mismas amigas para ir a pasear a la Avenida Marítima de entonces hasta llegar al puerto desde cuyas murallas nos encantaba observar como llegaban los barcos que venían de Venezuela.  Hoy aquel puerto es otro y los barcos ya no vienen de Venezuela; ahora son barcos de turismo.
Me acuerdo con claridad de la Avenida Marítima porque muchas veces la pasé cargada, pero no de vino sino de agua que íbamos a buscar al Chorro de la Pila que estaba en la calle La Marina.  De vuelta, descansábamos de la carga en la muralla del puerto.
En mi barrio ya han desaparecido muchas cosas de mi pasado.  Lo único que se conserva es la iglesia de la Virgen de la Regla y las ruinas del Castillo.  Lo demás se lo llevó el progreso.
Me sigue gustando ir a bañarme al mar pero ahora voy a Las Teresitas, tres veces a la semana.

LA CARNE ES DÉBIL de Teresa Jiménez





Os cuento una historia terrible y tormentosa que vi en una película parecida a la Guerra de los Rose.  Había mucho celos entre ellos.  Él la quería solo para él, hasta el extremo de que cuando dio a luz a un niño, él no lo pudo soportar.  Al oscurecer de un mal día, el hombre tuvo una idea cruel en extremo.  Lió al bebé a una mantita y lo puso en el balcón toda la noche y claro, el pobre niño murió.  Me sorprendió que a pesar de eso, la pareja siguió, en medio de sus graves problemas y sus líos y que, incluso, se acostaban juntos: de ahí el título.




AIRE de Edelmira Linares





Lo sientes pero, no lo ves.  Te susurra al oído y te acaricia la piel.  Puede ser sutil y delicado, a la par que tosco y dañino, como su fuerza.  Es tan elemental que sin él no vivirías porque lo necesitamos desde el mismo instante en que nacemos.  Nos renueva y oxigena.  Es fresco y te eleva en un mundo de olores diversos.  Lo utilizamos a diario en nuestro hablar, dándole un sinfín de significados: castillos en el aire, estar en el aire, cambiar de aires.  Grandes ciudades llevan su nombre como Buenos Aires o dulces canciones como Aires de Lima.  Aire fresco que, en nuestra poesía, sirve de comodín por su fácil uso y su amplio significado.
Importante elemento que nos da la vida, nos acompaña en ella, nos trae recuerdos con su olor, como el despertar envuelta en el aroma de mi bella Escalona.  Cuando nos falla, ya no existimos y pasamos a ser el recuerdo de alguien que quedó… en el aire.