lunes, 11 de noviembre de 2013

ESCAPA COMO PUEDAS De Luisa Delgado Bello




Como la profe dijo que no podíamos nombrar ni dulces, ni bicicleta, ni arado, ¿entonces de que escribo?. Pensando, pensando, dije para mis adentros: ¡ahora voy a contar lo que a mí me plazca! Y… ¡escapa como puedas!. ¡Y esto es lo que me salió!.
Disfruto mucho del taller de escritura creativa, no sólo por la simpatía de la profe, que en su interpretación como vocera oficial del aula de clase, nos resulta bastante ameno y cercano. Yo disfruto sobre todo por las compañeras que se sientan a mi alrededor.
Todas estamos en la misma búsqueda, todas tenemos sed de la misma cosa, todas anhelamos contar historias, todas hacemos la tarea con la misma emoción de un niño en su primer día de clase. Es una fiesta donde no hace falta música, porque está presente la sagrada palabra.

Es una fiesta donde no hace falta el vino, porque nuestro entusiasmo rebosante hace lo propio.


AMOR A PRIMERA VISTA. De Edelmira Linares



Desde muy pequeñita soñaba con uno. Pensaba en hacerse mayor para poder tenerlo. Cuando por las tardes salía al parque, veía a las señoras con uno, incluso las había con varios y ella no hacía más que mirarlas y desconsolarse.
Le decía a su mamá ¡yo quiero uno también! Y su madre le respondía:
-Cuando seas mayor podrás tener  los que quieras.
El tiempo pasó y se hizo una señorita muy formal y con novio, pero aún no lograba tener uno.
Una vez casada…¡tampoco!..y eso la entristecía, pero no perdía la esperanza.
Empezó a trabajar en una empresa, y durante varios años, ahorró todo lo que pudo para cumplir su sueño.
Ya tenía treinta y tantos cuando lo logró, pues nada más verlo supo que sería suyo. Entró en la tienda y le dijo al dependiente ¡¡Me llevo ese collar de perlas!!, salió por la puerta con él al cuello y fue a partir de entonces cuando sintió realizado al completo su sueño.

Lo suyo con las perlas siempre había sido “amor a primera vista”.



ESCAPA COMO PUEDAS. De Candelaria Bacallado


La mañana amenaza lluvia.  Mientras mira por la ventana, a su mente vienen secuencias de otros días similares. Acudir al trabajo le saca del letargo donde está sumido desde hace tiempo. No encuentra salida a su apatía.
Jorge sabe que es un privilegiado: tiene trabajo, amigos y una familia por la que ha luchado, pero  no consigue borrar de su interior aquel anhelo juvenil tan celosamente guardado.
Escucha que alguien dice su nombre.
 ¡Jorge!¿en que piensas te has quedado abstraído?.

 Sí, se habían adueñado de sus pensamientos, las ilusiones no satisfechas de su juventud.


AMOR A PRIMERA VISTA. De Dolores Fernández Cano





Todo empieza en La Toscana. Nuria ha disfrutado de sus vacaciones en ese lugar de Italia. Se ha enamorado perdidamente de su campiña, su benevolente clima, la dulzura de sus gentes, y allí ha vivido unos apasionados días.
A la vuelta, después de mucho pensarlo, siente el impulso regresar, quiere  residir allí indefinidamente y, por tal motivo, solicita el traslado a un consultorio de medicina familiar, ya que ella es una afamada doctora.
En el mes de octubre, recibe un correo electrónico, indicando la obtención de la plaza solicitada.
Ahora, le queda por pasar el peor trago, comunicárselo a sus padres. Se dirige, con paso firme, al salón donde se encuentran acompañados de sus dos hermanos.
Procede a enseñar el documento, que su padre lee ávidamente, en alta voz. Al finalizar, sus hermanos aplauden su decisión.

Nuria, respira aliviada, pues los suyos no se dan cuenta que existe algo más en ese destino.



AMOR A PRIMERA VISTA. De Natividad Morín



Paseaban por el parque dos amigas adolescentes. Modernas, con pantalón cortito y camisetas escotadas, como la mayoría de las jóvenes. Llamaban la atención de todo el que pasaba por su lado, tanto a mujeres que criticaban la forma de vestir, como a los hombres maduritos.
Uno de ellos se acercó a ellas y les dijo
- ¡Niñas, vayan por la sombrita, que los bombones al sol se derriten!-
 Las chicas se quedaron perplejas.
Siguieron paseando, cuando vieron a un chico que las miraba, sobre todo a una de ellas, la rubia que parecía más prudente.
El muchacho las seguía con disimulo, sin embargo, ellas se dieron cuenta.
-¡Mira, nos sigue!  ¡Y está mirándote! –– dijo una de ellas,  dirigiéndose a la amiga.
-¡Es guapo y seguro que va al gimnasio, mira los músculos que tiene¡ - comentaba la parlanchina joven.
¡Cállate! ¡no digas tonterías, si es la primera vez que nos ve! – dijo con fastidio la rubia.
 El chico se acercó.
- ¡Hola,¿ puedo acompañarlas? – les dijo algo retraído
- ¡Si claro! – en el fondo, a ella (la rubia) le gustaba el joven, parecía serio y responsable y se estaba enamorando y ruborizada se preguntó : ¿y si es amor a primera vista?.




LA LETRA RUEDA De Elvira Martín Reyes



Como cada noche, después de salir del trabajo, Elena fue a visitar  a su padre al hospital, pero esa noche lo encontró demasiado triste.
–Papá, ¿qué  te pasa?- preguntó Elena
- Me estoy acordando de mi madre – le contestó y con los ojos húmedos, comenzó a contarle.
- Mi madre era una mujer muy adelantada a su época y tenía muchas anécdotas -decía mientras se secaba los ojos, y con la poca voz que le quedaba y casi como un susurro, continuaba hablando.
- Recuerdo una vez en el que yo quería una bicicleta y ella no tenía dinero para comprarla, trabajó hasta reunir la entrada  para poder comprármela y el resto lo pagó con una letra que tenía que pagar a final de mes. Y cuando paseábamos por el camino largo  con el olor de los árboles y el frio en la casa, escuchaba decir a mi madre: ¨la  letra rueda¨. En aquel momento, yo no comprendía, sin embargo,  ahora me doy cuenta  de que lo que rodaba eran los días del mes para pagar la letra.
De repente, se quedó callado…y se durmió.
Después de esa noche, Elena tuvo la oportunidad de visitar a su padre sólo tres días más.




AMOR A PRIMERA VISTA. De Amalia Jorge Frías




Tenía 18 años cuando quise incorporarme al mundo laboral y, como ya he contado anteriormente, mis comienzos fueron en Cáritas donde, antes de empezar, tuve que hacer un curso; afortunadamente.  Y digo que fue una suerte hacerlo porque,   uno de los que lo impartía cambió el rumbo de mi vida para siempre y también de mi corazón que, desde aquél día, empezó a latir más deprisa.
Al mismo tiempo que comencé a trabajar por primera vez, también empecé a salir con mi primer novio; primero y último porque fue el único: cuatro años de noviazgo y treinta y nueve de matrimonio.

Fuimos muy felices y, aún hoy,  yo lo sigo siendo, ya que tengo cuatro hijos buenísimos, que unido a las familias que ellos han creado y mis maravillosos recuerdos llenan por completo mi vida.