miércoles, 17 de diciembre de 2014

¡A VIVIR QUE SON DOS DÍAS! Carmen Garcés



Al llegar a casa de Gloria y cruzar la verja del jardín, lo que vi me impresionó: objetos tirados por todos lados, caos, suciedad…  No parecía que aquel lugar pudiera pertenecerle; ella siempre tan organizada y escrupulosa, ¡excesivamente escrupulosa!, pero ¡si aquello parecía un vertedero!, pensé.

De pie en el umbral de la desvencijada puerta, dándome la bienvenida estaba ella.  Entré y eché una ojeada al salón y, si afuera parecía estar mal, dentro era aún por.  ¿Cómo podía Gloria vivir en estas condiciones?. No podía explicármelo.  Habíamos sido amigas durante muchos años y siempre fue muy cuidadosa con ella y su entorno.  Pasaba horas ante el espejo para que todos la vieran más hermosa cada día. ¡Cuántas discrepancias tuvimos por eso!.  Yo solía decirle que ni una modelo tardaba tanto como ella en arreglarse.  Y ahora se muestra despeinada, con la ropa arrugada, ¡hecha un completo desastre!.  Yo sé que ha pasado momentos difíciles, su enfermedad la llevó casi al borde de la muerte, pero eso no es justificación para tener tanta dejadez, ¡de ninguna manera!.  Aunque somos amigas y la quiero, no puedo compartir esta postura tan extremista; desentenderse de todo pensando que hay que vivir que son dos días.  Espero que recapacite y retome las riendas de su vida.


¡QUÉ HERENCIA! Candelaria Díaz





Mientras me tomo un café, miro una foto de la casona señorial que acabo de heredar; ¡me quedo con cara de guanaja!.  Es enorme, ¿qué hago yo con ella? ¡es mucho pa mí!.  Y la condición que me ponen es no venderla. ¡Ah! y junto a la casa, un coche color rosa, ¡fuerte cursilada!; los que vivían aquí tenían que ser pijos.  En fin, cuando mi tío me la donó, antes de verla, pensé en una casita, pero ¡mira parai!, tengo que vivirla y no la podré mantener.  Estoy amargada aunque… acabo de tener una idea:  me dejo una parte pequeña pa mí y lo demás lo dejo para nuestro club de Flores del Teide. ¡Qué bueno!.  Las invito a la inauguración y todas y todos de etiqueta, como se merece la gran casa y en cuanto a la monada de coche, se lo dejo a Amalia que con este color no se nos pierde.


martes, 16 de diciembre de 2014

JAULAS VACÍAS Elda Díaz



    
Yo creo que esta jaula vacía está medio rara, porque yo tengo en casa un loro y está todo el día suelto.  No está en cautiverio pero, por la noche, se va a la jaula que tiene siempre la puerta abierta y allí va sólo a dormir.  Mi loro así es muy feliz.  La jaula de esta foto es bien distinta porque tiene al lado una vela encendida, lo que me hace pensar que tal vez este otro loro se marchó, no fuera a ser que se quemara.

            -¡Me voy a buscar otra vida mejor! –habrá dicho antes de salir volando por la ventana.


MIRADA Carmen Margarita




       



Una tarde de otoño salí a pasear.  Entré a una plaza y me senté en un banco a descansar.  Al poco tiempo, llegó una anciana y se sentó a mi lado.  Pronto empezó a hablarme de sus recuerdos, de todo lo que había vivido; momentos buenos y malos.  Como todo el mundo, le dije.  Ella, entonces, me contestó que no todo el mundo lleva igual los avatares de la vida.  La miré y vi en sus ojos una mirada evocadora, tan profunda que me conmovió.  Pensé en cuánta magma de tormentas y melancolías, amores y desamores reflejaban aquel rostro y aquellos ojos.  Le comenté que todo tenía una recompensa, porque llegar a su edad con una mente tan clara, era una bendición de Dios.  Poco después, me levanté y me despedí.  Le di las gracias por todo lo que había aprendido en dos horas a su lado.  Al escucharme, se le llenaron sus preciosos ojos de lágrimas y con voz temblorosa, me agradeció haber escuchado el relato evocador y melancólico de su vida.

LAS LÍNEAS DEL TIEMPO Mary Rancel



Muchas veces, antes de dormir, vienen a mi mente instantáneas del pasado; esos momentos evocadores de mi vida pasan delante de mis adormecidos ojos como si de una película se tratara.
Recuerdo aquel lugar en que nací: un latifundio de verdes y extensas praderas donde fui feliz.  Paseaba, corría y jugaba; no existía el peligro.  Pero, un día, mis asombrados ojos vieron con sorpresa, como emergían de la tierra unas líneas paralelas hechas con listones de madera, rematadas a ambos lados por largas vigas.  Cada día iban creciendo más y más; parecían interminables.  Les puse por nombre “Las líneas del tiempo”.  Los entendidos las llamaron “Las vías del tren”.
A partir de entonces, no pude jugar como antaño con mis amistades, pues no lográbamos divertirnos como hacíamos antes de que brotaran aquellas nefastas líneas del tiempo. ¡Temíamos perder la vida!
Ahora estoy en la metrópoli, vivo en una bonita finca, soy mimada y admirada; los visitantes me hacen fotos y me sacan en videos para llevar mi imagen a sus casas, como recuerdo.  A pesar de disfrutar con todo, evoco con nostalgia y cariño mi vida anterior en el campo.  Soy consciente de mi fama, mi cara ha sido portada de revistas y todos me conocen como “La vaca que ríe”.




LOS DINOSAURIOS DE HOY Luisa Delgado Bello



¿Qué les digo yo de los dinosaurios si hace millones de años que desaparecieron del planeta?.  Unos dicen que los eliminó un cataclismo muy grande que ocurrió por un cambio climático.  Con certeza nadie  sabe cómo fue su extinción de la faz de la tierra.
¿Ustedes se han parado a pensar las cosas que ocurren en los días que nos ha tocado vivir?  Tal parece que estuviéramos rodeados de dinosaurios y éstos no se van ni con agua caliente.  Para mí, todos esos políticos corruptos que viven de los demás son peores que los Tyrannosaurus rex, aquellos saurios carnívoros que se comían todo lo que se ponía por delante.  Estos de ahora sí que son peligrosos.  Todos ellos me dan… pena, por no decir otra cosa.

¡QUÉ CALOR! Edelmira Linares





Papi, cariño, ¡vamos a bañarnos! ¡qué calor!.  Tú sabes que yo soy como el chocolate, ¡rico, rico!... ¡dulce, dulce! y apetezco a todas horas, pero con el calor …¡me derrito!.  Así que si no quieres que tu bomboncito lo pase mal y se quede como un Paladín a la taza, levanta ese culito de la hamaca y vamos a darnos un chapuzón, que el agua está fresquita y refresca un montón. 
¿Ves, cariñito mío, qué bien lo estamos pasando los dos juntitos en este mar inmenso?.  Ahora, cuando salgamos del agua, me pides en el chiringuito un zumo de piña, en lo que yo me seco bajo el sol.

             –¡Camarero, un zumo de piña!

            –¿Para usted, señor?

          –¡Nooo! Para esa mulata que no me deja en paz.  ¡Si ella supiera que soy alérgico al chocolate!


VOLCANES EN ERUPCIÓN Lucía Hernández



Recuerdo que en mi juventud, durante varios días, surgieron en La Palma unos temblores de tierra que causaron un miedo impresionante a todos.  Temblaba y a la vez caía una extraña arena muy fina.  Así fue hasta que un día, por sorpresa, se abrió un hueco en una montaña,  el cual se expulsaba unas enormes llamas de fuego que iban corriendo, dejando atrás algo parecido a un río de fuego.  Hoy en día se ven sólo las huellas por donde pasó.  A este volcán lo llamaron “San Juan”.
Al paso de los años, surgió otro en Fuencaliente.  Fuimos a verlo de cerca y fue francamente impactante.  Desprendía unos golpes de tal magnitud que la tierra temblaba, al tiempo que expulsaba unas lenguas de fuego que corrían hacía el mar.  Cuando tocaba el agua, ocasionaba una explosión tan grande que parecían fuertes truenos.  El nombre esta vez fue Volcán de Teneguía. 
Y como siempre existen milagros, en el pueblo de Las Manchas, hay una ermita con la imagen de San Nicolás y sucedió que, cuando la lava se acercaba, aquel brazo de fuego se abrió en dos, dejando la ermita intacta en el centro.  No le pasó nada.

Hoy en día la isla es muy visitada.  Existen rutas alrededor de los volcanes que sirven de atracción para el turismo.


LA NOCHE QUE ESTALLÓ EL VOLCÁN Dolores Fernández Cano



Existe un lirón que desea tener apasionados sueños.  Como se acerca el invierno, que es la estación del largo descanso para este animal, tiene a bien encargar al pájaro carpintero que le construya una cómoda y vistosa cama, a fin de poder disfrutar las noches invernales con su media naranja, la despampanante lirona.  
El pájaro carpintero, con las hormigas obreras, trabaja a destajo para conseguir un exótico lecho conyugal.  La golondrina, madrina de boda de la parejita, borda unos cojines para proporcionar un toque seductor al entorno.

El lirón, gozoso, entra en su dúplex, quedando extasiado al contemplar la espectacular joya.  Sin saber cómo, un torbellino de fuego y materias abrasadas, recorren todo su cuerpo, sintiéndose dispuesto para el apoteósico galanteo.  ¡¡Por fin estaba en su reino!!


TESTIGO MUDO Natividad Morín


Ella es una bailarina de renombre; la primera figura de la compañía de ballet más importante del momento.  Ha llegado hasta allí con mucho trabajo y esfuerzo y, en ese trayecto, dejó atrás a la familia, a los amigos y a un hombre del que todavía se acuerda.  ¿Valió la pena?.  A menudo siente nostalgia. ¿Cómo hubiera sido su vida al lado de la persona de la que había estado enamorada? ¿Se equivocó cuando eligió el baile frente a todo lo demás?.   A ella le resulta emocionante oír los aplausos, las felicitaciones; esa la llena de orgullo pero… los años pasan y ahora empieza a darse cuenta de que no vale la pena ni la fama ni el éxito, si no tienes a tu familia o a tu pareja; alguien con quien compartirla.
Al llegar a casa, solamente la recibe un personaje al que adora.  Cuando tras el éxito, llega su hogar cansada, él, su perro, se convierte en el testigo mudo de sus triunfos y tristezas.