lunes, 15 de octubre de 2012

RETAZOS DE MIS PRIMERAS MEMORIAS de Amalia Jorge Frías




Observando la fotografía que me ha dado nuestra profesora Isabel: una niña rubia y delgada de unos nueve o diez años, me ha venido a la memoria recuerdos de cuando yo tenía esa edad.  Unos muy curiosos son los del día de mi primera comunión.  Mi madre me había hecho un vestido largo, bonito y al mismo tiempo, sencillo.  Tenía volantes en la falda y alrededor del cuello.  El velo de tul ilusión me lo había prestado una tía (creo que era con el que ella se había casado).  Como era muy grande, mi madre lo dobló en dos partes; una más pequeña que la otra.  Luego, lo sujetó con una diadema de flores, muy parecida a las que se usan actualmente, que también había confeccionado ella.  Con todo este atuendo, me dirigí al colegio, situado en la calle Robayna, desde donde todas las niñas que hacíamos la primera comunión, bajábamos en fila, de dos en dos , por la calle Castillo hasta llegar a la Iglesia de la Concepción.  Una vez allí, nos colocaron en los bancos que tenían reservados y, al sentarnos, –no sé de quién fue la feliz idea –colocaron mi velo sobre el reclinatorio del banco de atrás.  De ese modo ocurrió que, al ir a arrodillarme, me levanté al mismo tiempo que se arrodillaba la niña que estaba detrás.  El desastre ya estaba sentenciado:  al colocar ella sus brazos sobre mi velo, éste… ¡se partió en dos pedazos!.
Fui a comulgar sólo con la parte más pequeña del velo; la parte más grande se quedó sobre el banco.  Pese a todo, no recuerdo haberme puesto a llorar, aunque sí, encontrarme muy incómoda al salir de la Iglesia, con un velo en la cabeza y otro colgado del brazo.  De todas maneras, mi mayor preocupación era pensar en el disgusto que se iban a llevar mi madre y mi tía cuando se enteraran.
Verdaderamente, el día de mi Primera Comunión no tuvo nada que ver con el que yo, a mis nueve años, había imaginado.  ¡Qué pena que un suceso tan tonto me estropeara el que tenía que ser uno de los días más importantes de mi vida!


2 comentarios:

  1. Hoy aquellos sucesos han adquirido una dimensión diferente. Se han convertido en una anécdota que otorga calidez a la historia, de modo tal que se ha quedado grabada, de un modo muy especial, en tu memoria, justamente por lo que pasó ese día

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  2. A veces pienso que tenemos algo en común, lo digo por tus relatos con los recuerdos del pasado. Nos han ocurrido cosas semejantes en la boda, la primera comunión y algunos más. Me ha gustado mucho leer tu historia.

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