Sí –dijo ella–y
ahora me cuentas una de piratas. 
El día
estaba horroroso: oscuro, rojo y no se veía ni el mar ni las nubes.  Había una neblina densa que apenas permitía
ver la isla y aquel barco pirata que parecía iba a atacar de un momento a otro
a todo lo que se encontrara a su paso. 
¡Cuidado!, aléjate del cuadro, que te disparan…!- le grité a mi amiga en
medio de aquella sala de museo
Sí –dijo ella
–y ahora me cuentas una de piratas. 

¡Qué divertido e ingenioso microrrelato, Elda!
ResponderEliminarCOMO NOS TIENES ACOSTUMBRADAS, ÉSTE ES UN RELATO BREVE PERO INTENSO, ADEMÁS DE IMAGINATIVO.MUY BONITO. ENHORABUENA
ResponderEliminar