martes, 13 de enero de 2015

EL INTERCAMBIO Natividad Morín




La muchacha llegó con dos maletas y un diccionario.  En una semana  empezaría el intercambio para aprender español.  Pasaron los días y no apareció a las clases.  Notificaron inmediatamente a la policía porque sospecharon que le habían raptado para trata de mujeres.  La dueña de la habitación comentó que seguramente había conocido a uno de esos que con buen cuerpo y labia las conquistaba.
Tiempo después, uno de sus compañeros de intercambio creyó verla en la fiesta de un pueblo.  La chica estaba al frente de un guachinche de perritos calientes; sin duda allí aprendería rápidamente el español.  El chico pensó que se había equivocado y se acercó para comprobarlo.  Se saludaron y ella le invitó a una salchicha.  Él, asombrado, no parecía dar crédito al verla rodeada de botes de salsas, con la piel brillante por el calor.  ¡Qué distinta a la joven inglesa fina y elegante que había llegado al lugar, apenas unas semanas antes!





3 comentarios:

  1. Eso es lo que se llama adaptarse al medio. ¡Ningún sitio mejor que un guachinche para aprender los entresijos del idioma!

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  2. ¡Genial! tienes recursos para todo .Un buen relato, me ha dado gusto leerlo..

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  3. Seguro que cuando voviera a su casa y se cambiara, se vestiría ropa elegante, volvería a ser la inglesita de siempre.
    Mª Dolores.

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