jueves, 31 de julio de 2014

BUZÓN de Amalia Jorge Frías





A  un precioso buzón amarillo que se llama Crispín,  le encanta conocer la vida de todos los vecinos del barrio.  Por esa razón, es feliz con su trabajo: cada vez que alguien echa una carta en él, Crispín la lee sin tardanza.  Él disfruta especialmente esa tarea, en épocas de Navidad, porque las cartas son más cariñosas y amables que en el resto del año, sobre todo las que escriben  los niños a los Reyes Magos.  Cuando Julita, una niña de siete años, echó su carta dirigida a los Reyes, dejó todas las demás y se dispuso a leerla.  Decía así:

                Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar:


     Este año no les quiero pedir juguetes ni ningún otro regalo para mí.  Mi abuelita dice que hay muchos niños pasando hambre porque sus papás no tienen trabajo.  Les pido que les lleven comida y muchos regalos para que, jugando, sean más felices.  También les pido que papá y mamá se quieran otra vez y que volvamos a estar en casa los seis juntos. ¡Qué bonito sería hacer el árbol junto a mis hermanos mayores, como otros años, y que la Navidad sea como siempre!




4 comentarios:

  1. Conmovedor relato. Hay que ver lo que puede dar un titulo tan simple como un buzón, alegrías, tristezas y hasta resignación.

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  2. Creo que la Navidad con los años va cambiando. Me pregunto si a los buzones amarillos, se les terminarán el trabajo
    con el correo eléctronico., sería una lástima que se quedarán sin leer esta narración tan humana.m
    Mª Dolores.

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  3. El escrito del buzón amarillo fue precioso, me gusto mucho, Amalia sigue siempre así.

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  4. Al leer este dulce relato, siento nostalgia de lo que pronto las nuevas tecnologías hará desaparecer.

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