martes, 19 de junio de 2012

EL NEGRITO DEL BATEY de Elda Díaz




Nuestra familia emigró a Cuba y allí nos llamaban Los Isleños.  Uno de mis tíos tenía entonces diecisiete años y mis abuelos lo mandaron a trabajar a una hacienda.  Como no sabía mucho de labores del campo, lo pusieron a preparar los desayunos y las comidas.  Los fines de semana, mi tío iba a ver a la familia.  Lo hacía a caballo y la madrugada del lunes, volvía a la hacienda.  Cuentan que siempre lo hacía cantando:

“A mí me llaman el negrito del Batey

Porque el trabajo para mí es un enemigo

El trabajar yo se lo dejo todo al buey
Porque el trabajo lo hizo Dios como castigo.
A mí me gusta el merengue apambichao
Con una negra retrechera y buena moza
A mí me gusta bailar de medio lao
Bailar medio apretao
Con una negra bien sabrosa.
Negrita, si no es verdad,
merengue es mucho mejor…”

Así, canta que te canta, llegaba a la hacienda bien tarde, o bien temprano en la mañana, según se viera.  No le daba tiempo de descansar un poco antes de la faena pero, dicen que a él le daba igual; siempre estaba contento y cantando, aunque no descansara, aunque no durmiera…, muy al contrario que a aquel Negrito del Batey:



“…
A mí me llaman el negrito del Batey…
porque eso de trabajar
a mí me causa dolor…”




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3 comentarios:

  1. Elda, cada vez me gusta más lo que escribes. Con una sencillez que enamora, esta historia me lleva a la Cuba de entonces, al compás de esa canción de la que nos hablas

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  2. Tus relatos evocadores de un tiempo pasado, son preciosos.La canción la oí por primera vez, es bonita, y parece que el "negrito Batey" tiene un poco de vagancia, todo lo contrario que tu familiar.

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  3. Preciosa historia. Como el negrito del Batey, también pienso que el trabajo siempre es un enemigo: cuando se tiene sí, pero sobre todo cuando no se tiene, ¿les resulta familiar?

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