lunes, 23 de julio de 2012

AGUA de Polonia Baute




Siempre me ha gustado el mar.  Será porque de joven vivía cerca de él pues lo tenía frente a mi casa.  En las noches de verano, nos sentábamos en el patio a escuchar el romper de las olas en la orilla.  Orillas de una playa en la que mis cuatro amigas y yo, nos bañábamos.  Esa playa ya no existe.  Recuerdo que íbamos caminando a lo largo de todo el litoral, pasábamos por detrás del castillo negro, hoy en día llamado Castillo San Juan, llegábamos al muelle de Lazareto –que tampoco existe ya– y entonces nos lanzábamos a las aguas de la playita que había donde en la actualidad está el Parque Marítimo.
Algunas tardes, me juntaba con las mismas amigas para ir a pasear a la Avenida Marítima de entonces hasta llegar al puerto desde cuyas murallas nos encantaba observar como llegaban los barcos que venían de Venezuela.  Hoy aquel puerto es otro y los barcos ya no vienen de Venezuela; ahora son barcos de turismo.
Me acuerdo con claridad de la Avenida Marítima porque muchas veces la pasé cargada, pero no de vino sino de agua que íbamos a buscar al Chorro de la Pila que estaba en la calle La Marina.  De vuelta, descansábamos de la carga en la muralla del puerto.
En mi barrio ya han desaparecido muchas cosas de mi pasado.  Lo único que se conserva es la iglesia de la Virgen de la Regla y las ruinas del Castillo.  Lo demás se lo llevó el progreso.
Me sigue gustando ir a bañarme al mar pero ahora voy a Las Teresitas, tres veces a la semana.

2 comentarios:

  1. Adoro estas historias bañadas por el encanto y la autenticidad. Cercanas y llenas de vida, nos conducen por el territorio sagrado de los recuerdos.

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  2. PRECIOSO RELATO CARGADO DE RECUERDOS Y VIVENCIAS. ENHORABUENA POLONIA.

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