miércoles, 25 de julio de 2012

BLANCA de Elda Díaz




Era invierno y las cumbres de Güimar estaban nevadas.  Todos los miembros de la familia estábamos pasando aquel domingo en Arafo y, al llegar la tarde, decidimos subir a la cumbre para ver de cerca la nieve, con la buena fortuna de, sin esperarlo, poder disfrutar del espectáculo de ver caer la nieve en pequeñitos copos.  Aquello fue precioso y jamás  podremos olvidar el maravilloso manto blanco que se formó a nuestros pies.
Lo malo vino después.  El coche patinaba y nos costó un buen rato salir de allí pero, al fin lo hicimos y bajamos el camino contentos por haber podido gozar una nevada; cosa poco común por estas tierras nuestras.  Desde la casa, al caer la noche, la luna llena nos siguió permitiendo la entrada a un nuevo espectáculo:  ver la cumbre nevada, allá a lo lejos. 





2 comentarios:

  1. ¡Qué gozada de experiencia y qué bien nos lo cuentas! Como lectora, he visto perfectamente dibujado el bello espectáculo de la nieve al caer sobre nuestro paisaje.

    ResponderEliminar
  2. HAS TENIDO MUCHA SUERTE.VER NEVAR. YO TENGO GANAS DE RECIBIR ESOS COPOS Y EXPERIMENTAR LA SENSACIÓN QUE PRODUCEN. TU RELATO MAGNÍFICO. QUE PASES UN FELIZ VERANO.

    ResponderEliminar