martes, 21 de agosto de 2012

BARQUITOS DE PAPEL de Teresa Jiménez




La primera vez que subí a un barco fue en el año 1947, cuando destinaron a mi padre al Gobierno Civil de Tenerife.  Aquel barco no era de papel, no; era de hierro negro muy feo y se llamaba Rey Francolí.  Tardó tres días en llegar y cuando lo hizo, atracó en el muelle de Rivera.  Nada más bajar, nos fuimos a desayunar a la calle La Noria, en un bar que había donde ahora está Maya.
Esa época fue feliz; pronto me hice una mujer y me eché novio enseguida.  Me estuve preparando para establecerme como modista y lo conseguí.  Puse un taller y tuve siete chicas trabajando conmigo; se llamaba Modas Maritere y, gracias a él, me doté de todo para casarme.  De esa manera, mi marido estrenó todo de todo mientras yo no estrené nada de nada.  Ese si que fue un barco de papel que, navegó bien durante bastante tiempo y juntos prosperamos hasta que… me rozó la certeza de que somos como barquitos de papel ante el destino…

2 comentarios:

  1. Excelente manera de resolver este ejercicio propuesto en clase. Barcos reales e imaginarios, usados como metáforas de la vida y el destino. Si además, añadimos sentido del humor, quienes te leemos decimos: ¡esa es Teresa!

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  2. COMO BUENA ANDALUZA NO TE FALTA EL BUEN HUMOR, TANTO ESCRITO COMO HABLADO, ES UN CUALIDAD QUE TE ADORNA Y TE QUEDA MUY BIEN.

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