miércoles, 22 de agosto de 2012

MIENTRAS ESPERA de Mary Rancel




Esto ocurrió en la década de los años sesenta.
Como cada tarde, desde hacía un año, Paco llegó a la casa de Rosita con el propósito de trabar la hebra durante unas horas.  Solían charlar del tiempo, de las noticias recientes, del trabajo en la oficina…  Eso sí, en cada visita él la obsequiaba con una flor, un bombón, una chocolatina…  Lo que no esperaba ese día Paco es que a Rosita se le había acabado la paciencia.  Nada más llegar y hacerle entrega de una preciosa flor, Rosita la dejó de cualquier forma sobre la mesa, sin olerla siquiera, y le soltó muy enojada
-Déjate de tanta flor de y de tanta charla vacía. ¡Es que pones de los nervios!.  No hace falta que vengas a entretenerme cada tarde.  De ahora en adelante, saldré con mis amigas –con las que quedan solteras, porque la mayoría se han casado y tienen hijos–.  Mientras, yo aquí, como un pasmarote, aguantando tus peroratas.  Pues…¡se acabó!, iré al cine, al baile, a pasear… ¡a lo que me dé la gana!. Quiero hacer una vida normal. ¡¡Quiero echarme un novio!!, todos creen que eres tú, sí, tú, el que jamás ha dicho que quiere tener una relación de noviazgo conmigo.  Tampoco se te ha ocurrido decir lo mucho o lo poco que me quieres.  Yo, siempre esperando, cada tarde, con la ilusión de recibir una declaración de amor que nunca llega.  ¡Vete! y no vuelvas.
Paco, al principio, se quedó pasmado, luego reaccionó y dijo:
-Rosita, si eres mi amor, la única a la que quiero más que a las niñas de mis ojos.  Pero, si bebo los vientos por ti.  Si no fuera así, ¿tú crees que estaría visitándote cada tarde, con calor, frío, viento o lluvia?.  Por favor, no pienses que no te quiero.  Si tú me faltaras…yo, me moriría.  Pero esto es cosa de dos.  Yo, esperaba que tú me dijeras…, tú esperabas que lo dijera yo…y, así han transcurrido el tiempo.  Te aseguro que, cada vez con más amor.
Ella, sonriente, le contesta suavemente y con zalamería
-¡Cariño!, ¿no sabes que en el amor es el hombre el que toma la iniciativa?
-¡Mi amor! –dice Paco sorprendido– pero, si tú nunca has dejado que yo tome ninguna decisión.  Eso me hizo pensar que con lo del amor, sería lo mismo.  ¡No sabes cuánto he sufrido!.  Siempre hablabas del machismo y sus inconvenientes, por eso yo callaba.  Si en el fondo sabía que me querías como yo a ti.  A partir de ahora nada será igual.  Todo será cosa de dos.  Pronto nos casaremos.
Definitivamente, había decidió no mirar hacia atrás.  No seguiría esperando.


  

2 comentarios:

  1. Divertido diálogo a través del cual has dibujado parte del proceder de una época en cuestiones de amor, y como poco a poco la mujer se fue haciendo protagonista de su propia vida, alejándose de aquella posición pasiva tan característica. Muy bien, Mary.

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  2. LOS EXTREMOS NO NOS DESEABLES. NI TANTO COMO AHORA, NI TAN POCO COMO ANTES.

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