lunes, 17 de diciembre de 2012

ESPERANZA de Paula Lugo




El señor Jiménez  salió  a buscar trabajo –ya llevaba casi un año sin trabajar – y lo hizo sin parar.  Buscó por todos lados, en cualquier sitio, pero como siempre, regresó a su casa afligido y abatido.  Su familia ya no tenía nada que comer.  La mujer engañó a sus hijos con una taza de agua caliente con hierbas y los llevó a la cama, con mucho cariño y amor.  Luego se sentó a tomar otra, mientras le recordaba a su marido que siempre se puede estar peor, que al menos todos estaban sanos y se tenían unos a los otros.  Mañana sería otro día.

2 comentarios:

  1. Siempre nos queda la esperanza, ese asidero al que agarrarnos fuerte para no caer. Tienes razón, Paula.

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  2. Como dice tu relato, siempre hay alguien que esté peor. Esa es una realidad, que en estos tiempos difíciles se vive a menudo, mucho más de lo deseado. Esperemos que el año nuevo sea mejor que el anterior.

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