lunes, 9 de diciembre de 2013

PASIÓN. De Carmen Margarita.







Soñó con ser escritor y se quedó a las puertas de una editorial, aunque como portero,  claro. Eso no le impidió  seguir con sus aficiones. Un atardecer de verano, estando en una playa paradisíaca, sin darse cuenta, se fue metiendo en el paisaje y se le antojó que el mar era como una inmensa esmeralda, las gaviotas de cristal, los granos de arena –con los matices de colores del atardecer– parecían diamantes y las palmeras, soldados de terracota que custodiaban aquel paraíso. De repente, reflexionó y se dijo: si mi pasión es ser escritor ¿por qué no volver a intentarlo y algún día ser escritor?. Sí, la ilusión y la pasión no se deben  perder nunca…


2 comentarios:

  1. Ojalá las mantuviéramos intactas siempre, Carmen. La pasión y la ilusión son motores que nos hacen mirar siempre hacia adelante. ¡Qué razón tiene tu relato!

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  2. Tu relato, tan apasionado como todos los que escribes, me ha encantado.

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