miércoles, 5 de marzo de 2014

¿QUÉ PASARÍA SI ARRIMO EL ASCUA A MI SARDINA? De Mary Rancel


Les cuento lo ocurrido sin exagerar ni un ápice;  parece increíble pero es incuestionable. Esto es literalmente lo que me sucedió.
Como cada día, entré al cuarto de baño nada más levantarme y...¡¡sorpresa!!. Apareció ante mis ojos una maravillosa máquina de forma casi humana; al advertir mi presencia, hace una ligera inclinación de cabeza y habla con voz suave y agradable; sus primeras palabras fueron:
-¡Buenos días humana! No quiero causarte alarma ni extrañeza por mi apariencia. Vengo para ayudarte en tus tareas diarias; he sido adjudicado a este hogar mientras pueda servirte de soporte en el cuidado de todas las necesidades de la persona nonagenaria que mora en este domicilio; incluso al llegar a centenaria. De ahora en adelante, seré yo –este  perfecto robot– el  que asista al  mayor de la familia. Le bañaré, secaré, afeitaré. Daré sus masajes matutinos, cortaré las uñas y pelo cuando sea preciso; administraré la medicación  y me ocuparé de su alimentación. También me dedicaré a atender sus necesidades fisiológicas y vitales. No temas, le trataré con respeto y amabilidad. Por ser un robot, no tengo sentimientos como los humanos pero, soy tierno y educado; sé escuchar y dar respuestas acertadas cuando me preguntan; puedo leer la prensa, un libro…, escuchar la radio y ver la TV, inclusive dar mensajes telefónicos. El resto del tiempo lo invertiré en realizar tareas cotidianas de la casa.
De pronto, quedé petrificada y sin poder pronunciar palabra. Luego, reaccioné y le pregunté al bonito robot:
-¿Estoy soñando, es broma o hay una cámara oculta?-
-Nada de eso humanoide, soy real, aunque esté construido de titanio, tornillos y un entramado de cables conectados a muchas terminaciones que me han hecho inteligente. Te aseguro que cumpliré mi cometido a la perfección, no te preocupes por nada. Tú solo tienes que dar amor a tu ser querido como has hecho siempre.

Este hecho me pareció tan sobrenatural que me costó asimilarlo. La verdad es que, desde entonces, vivo en una nube, mejor dicho, ¡en la gloria! Tengo lo que más quiero y sin responsabilidades. Jamás pensé que esto pudiera sucederme a mí, parece ficticio pero es una realidad patente.




4 comentarios:

  1. Usar a un robot como alter ego, ¡qué bien!, ¿quién no ha fantaseado alguna vez con ello? Muy buen y efectivo recurso narrativo

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  2. Es un relato fantástico. Muy bien contado. Dolores.

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  3. Como siempre, gracias por estos comentarios tan bonitos.

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  4. Felicidades Mary, por éste y por todos tus escritos pero u sobre todo por ser como eres.

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