jueves, 30 de agosto de 2012

LA EXTRAÑA LUZ de Mary Rancel





El matrimonio con tres hijos y la abuela y madre de la esposa, vivían en una casa con patio central, a ambos lados del cual, estaban las habitaciones y al fondo, la cocina con un horno detrás de la puerta.
Irene, la segunda de los hijos, era una niña muy inquieta y algo traviesa.  Su bisabuela sentía adoración por ella y pasaba todo el tiempo que podía a su lado y hasta participaba en sus juegos.
Cuando la niña tenía apenas cuatro año, le dijo un día a su bisabuela
-Siempre me acompaña una luz pequeña y brillante, camina a mi lado y se marcha al acostarme y cuando despierto, vuelve a aparecer.
Su bisabuela, sabiamente, le dice que es el ángel de la guarda que cuida siempre de los niños mientras que, el resto de la familia no hizo caso de los comentarios de la niña, por pensar que eran cosas de la cría.
La bisabuela falleció cuando la nena tenía cinco años.  Ésta quedó muy apenada porque la quería mucho.  A partir de entonces, la luz desapareció y la pequeña olvidó el suceso de la aparición.
Cuando Irene fue escolarizada, la luz volvió a aparecer.  La acompañaba a clase, siempre iba delante de ella y, cuando bajaba o subía escalones, la luz lo hacía dando saltitos.   La niña se familiarizó con la luz y le señalaba a sus compañeras por donde caminaba la lucecita brillante pero, claro, las demás chicas no la veían y se reían de ella.
Un día, contó lo que le sucedía en una reunión de mayores y una de las personas que estaba en la tertulia dijo
-Si quieres que la luz desaparezca, la mandas al Teide. 
Al día siguiente, la muchachita vio la brillante luz y se le ocurrió gritarle ¡Vete Teide! y de inmediato la luz desapareció.
Al principio, la niña no dio importancia al hecho.  Entonces ella tenía diez años.  Pasado el tiempo, ya jovencita, comenzó a analizar el fenómeno y pensó que podía haber sido alguien del más allá que necesitaba su ayuda.  Le hubiera gustado volver a ver la luz, para enmendar su error, pero eso no aconteció. 
Este relato es sacado de la realidad. Me lo contó la persona a la que le ocurrieron las apariciones.  Ella falleció hace unos años.  Yo siempre le dije que eso no podía ser real, que serían fantasías de la niñez pero… ¿quién puede asegurarlo?

2 comentarios:

  1. Sobrecogedora historia, interesante y seductora. Saber que fue real, la hace aún más atractiva.

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  2. ME PRODUCE ESCALOFRÍOS, SOLO PENSAR QUE ESO PUDIERA OCURRIRME.

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