miércoles, 7 de noviembre de 2012

UN MAÑANA INCIERTO de Dolores Fernández Cano



                                                                                                  

Todos los días son iguales; sufriendo entrevistas, presentando curriculum, sin ningún resultado aparente.  Soy el cabeza de familia, el padre de cuatro hijos y mi único deseo es proporcionarles una vida digna y alimentarlos honradamente. Llevo intentándolo durante ocho meses, hago lo habido y por haber para conseguirlo y nada. 
Después de una tarde de acá para allá, padeciendo, rogando y casi llorando, repitiendo que necesito trabajo urgentemente, recorro de nuevo el camino hasta casa.  Mi gran deseo es ser recibido con cariño por los míos.  Abro la puerta y sale a mi encuentro mi mujer, con una sonrisa de amargura.  Tratando de apaciguar los ánimos, le doy un beso en la mejilla al mismo tiempo que la tranquilizo con el argumento de que me avisarán para algún trabajo un día de éstos.
Al rato, pregunto por los niños, porque no los veo enredando.
-Los mandé a la cama, sin cenar, en señal de castigo, para no contarles la verdad que padecemos –contestó ella tristemente.
-Creo que no has hecho bien –le contesto –pues ellos no tienen la culpa de mi desgracia.
Aunque nuestra situación es caótica y estamos  invadidos por la melancolía y la apatía, debemos admitir que tal vez exista un mañana más venturoso
Mi esposa, resignada, se retira mascullando.
-Seguro, si tú lo dices.


1 comentario:

  1. Un retrato triste y certero de una realidad demasiado cercana y actual. Solo se exige un mínimo de empatía para emocionarse. Muy bien

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