miércoles, 7 de noviembre de 2012

FRUTA MADURA de Paula Lugo



                                                                               

Una vez, siendo  verano y estando en mi pueblo, mi madre nos  mandó a mi hermana Irene y a mí,  a coger un cesto de fruta; higos y uvas. Nosotras cogimos los higos maduritos y de regreso, el cesto se nos cayó al suelo y toda la fruta quedó regada y maltrecha.  Cosas de la juventud; a las dos nos dio por reír.  Decidimos entrar en una higuera ajena para robar los higos y volver a casa con el cesto lleno, porque en nuestras higueras no había quedado ninguno listo para comer.  Mi madre tenía visita en casa y les había prometido uvas e higos para postre.
Mi hermana y yo, entre las risas y el miedo por no encontrar más fruta, nos reíamos y llorábamos al mismo tiempo.  La encontramos y solucionamos el problema sin decirle nada a nadie sobre lo sucedido.
Ahora, ya de mayores, si que nos reímos de verdad, al recordar aquella travesura de juventud.


1 comentario:

  1. Me encantan estas historias tan auténticas y llenas de verdad. Memorias de un pasado que se vuelve a vivir al contarlo.

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