martes, 12 de febrero de 2013

DESENGAÑO de Natividad Morín



Desde el primer día, saludó a mi madre con respeto e incluso con nosotros, los chicos, era siempre serio y cortés, ¿por qué había de sospechar, entonces, lo que pasó después?
Una noche, me levanté porque no podía dormir  y salí a la terraza.  Estaba muy oscuro y no me vieron.  Nuestro vecino, ese del que mi madre hablaba tan bien, llegó con otros dos hombres muy elegantes, parecían gente importante y uno de ellos cojeaba.  Nuestro cortés vecino lo ayudaba y no paraba de mirar a su alrededor.  Yo estaba intrigado, porque parecía que estaban huyendo de alguien.  De forma súbita, se oyó a lo lejos, la sirena de la policía y ellos entraron rápidamente en la casa.  Los agentes pararon los coches delante de la vivienda, fueron hacia la entrada y tocaron la puerta.  No respondieron.  Tras insistir, la policía echó la puerta abajo.
Al rato, vi salir a mi vecino y amigos esposados.
-¡Cuando mi madre se enteré, le da algo! –pensé
Al día siguiente salió la noticia de que unos famosos ladrones de cuadros de gran valor, habían sido apresados y encarcelados.
Mi madre sufrió un gran desengaño cuando se enteró.
-¡Qué desilusión! ¿Quién iba pensar que un caballero tan distinguido y cortés era …¡un ladrón de cuadros!?


3 comentarios:

  1. Las apariencias muchas veces engañan y, en esos casos, si nos fiamos de ellas, podemos sufrir un terrible desengaño. Tu historia habla de eso, Naty. Muy bien narrado.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. La policía es un constante en tus historias. Este relato es muy interesante, deja al lector pendiente del intrigante final.

    ResponderEliminar