lunes, 25 de febrero de 2013

EL DESENGAÑO de Carmita Díaz



                                                                              

Decidimos, mis amigas y yo, ir a la playa el domingo y después, por la tarde, dar un paseo o ir al cine.  Terminamos finalmente, dando un paseo por las ramblas.  Pronto se nos acercó un joven guapo y elegante por el que nosotras nos pirriábamos; quiero decir que nos reíamos y vacilábamos con él: ¡cosas de la juventud!.  Él paseó junto a nosotras, pero siempre a mi lado.  Mis amigas comentaban que qué era lo que tenía yo, que si el acento de mi voz y no sé cuántas cosas más.  Yo no les hacía caso porque estaba coladita por el chico, me gustaba mucho.
A partir de aquella tarde, siempre que salía con mis amigas y nos encontrábamos, el seguía colocándose a mi lado y yo, mientras tanto a llenarme de ilusiones, hasta que, una tarde que salí con mi hermana, me quedé helada , estupefacta y con un incontenible temblor de piernas, al verlo en un bar, muy acaramelado con una de mis amigas.   Esa es la historia de mi primer desengaño.


3 comentarios:

  1. Los desengaños recibidos en la juventud pueden ser los más dolorosos; son los primeros y aún no estamos suficientemente preparados para luchar contra ellos; debe ser por eso que se quedan grabados en la memoria. para contarlos. Me encanta como lo has hecho, Carmita

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  2. Los desengaños existen, unos son mayores que otros pero, siempre los vencemos. La visa es así de complicada.

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  3. Los desengaños existen, unos mayores que otros pero, siempre los vencemos. La vida es así de complicada.

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