domingo, 1 de marzo de 2015

LEOPOLDINA Y DOROTEA de Milagros





Era un día gris y llovía intensamente. Leopoldina recibió una llamada de su novio quien al cancelar la cita que tenía con ella, añadió que habían terminado, pues tenía otra mujer.

Leopoldina, muy disgustada, decidió salir a la calle, tan triste y gris como el día que estaba viviendo.  Sin rumbo, caminó y caminó, sin saber qué hacer,  seguía deambulando por las calles bajo la lluvia. De pronto, en frente de ella, vio a su antigua amiga  Dorotea. Hacía tiempo que no se veían y, llorando, ambas amigas se abrazaron y juntas decidieron refugiarse de la lluvia en un guachinche cercano. Se sentaron junto a la chimenea a secarse y a tomar algo calentito.  Empezaron a hablar y, gran casualidad, a Dorotea le había sucedido lo mismito que a Leopoldina. Una hablaba y la otra también, ambas parecían estar viviendo la misma historia. Cuando se dieron cuenta,  empezaron a reír y a reír. Eran tales las risas  que resultaron contagiosas y, sin saber bien por qué, todos los clientes de aquel guachinche no pudieron parar de reír.

3 comentarios:

  1. Risoterapia, claro que sí. No conozco mejor manera de aliviar las penas, eso y hacer partícipe de ellas a una buena amiga en quien apoyarse. ¡¡Viva la risa y la amistad, Milagros!! Y gracias por traernos a ambas a este taller y a este blog

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  2. Simpático y divertido relato; esa clase de lectura nos hace muy felices.. Enhorabuena.

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  3. No hay nada más gratificante que compartir los amores fustrrados. Mª Dolores.

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