miércoles, 14 de octubre de 2015

AQUEL VESTIDO Eutimia Espino



Era la fiesta de Santa Margarita y, como todos los años, aprovechando esa celebración, todas las amigas estrenábamos traje y zapatos nuevos.  En aquella ocasión, yo me hice un bonito vestido de crespón con falda de tablas que estaban de moda.
Ocurrió que las chicas del pueblo vecino de Guatiza, que venían caminando desde Mala, vinieron a mi casa a dejar los zapatos viejos, para ponerse los nuevos para ir al baile.  No quiero acordarme de lo que sucedió después, porque fue horrible.
¡Yo estaba tan contenta con mi traje!.  De regreso del baile, yo llegué a mi casa primero que el resto de chicas.  Me quité el vestido y lo coloqué encima de una silla, antes de irme a dormir.
Cuando me levanté, fui a verlo.  Me llevé la desagradable sorpresa de descubrir que me lo habían mordido. ¡Qué gran desilusión! Con tristeza, tuve que desbaratarlo para cortar el rasgón que me habían hecho y le di forma a la falda otra vez.  Nadie sabe lo que sufrí yo con motivo de aquel desagradable incidente.

     Está claro que, después de aquello, no las dejé más ir a mi casa.


1 comentario:

  1. Malas aquellas chicas de Mala, si me permites el juego de palabras. Sin duda, una vivencia para quedar marcada con fuego en la memoria porque nos dibuja el lado oscuro donde viven los celos y la envidia, donde se gestan acciones tan bajas como ésta que nos cuentas.

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