martes, 25 de febrero de 2014

RECOLECCIÓN De Edelmira Linares.





Antes del amanecer del día, ya estaba todo preparado. Las bestias cargadas, los aperos de labranza y la comida para un día de trabajo.
Ya en la huerta, los familiares y amigos iban llegando sin demora. Empezaba la faena y, casi sin darme cuenta, estaba con mi cestito preparada para coger papas.
No me gustaba nada ir, mi abuela mientras me ayudaba a vestir, me daba ánimos y quitaba hierro al asunto, pero seguía sin convencerme.
Las mujeres se afanaban en dar buena cuenta de que no quedase ni una sola papa en la huerta, mientras los hombres llenaban los sacos y cavaban todas las zonas donde el arado no llegaba.
El día se hacía largo y penoso, más aún cuando el sol alcanzaba todo su esplendor, y yo me escapaba cada vez que podía a beber agua fresca del porrón. Ya estábamos prácticamente acabando; las mujeres seguían a mi madre para preparar la comida.
Había llegado el momento que tanto anhelaba.  Tendíamos el mantel encima del jable, e íbamos dejando sobre él toda clase de alimentos, el pan, queso, los higos, las almendras…era todo un festín.
Con todo preparado, nos sentábamos cada uno donde podía, en el suelo, sobre sacos, pero mi padre y yo, siempre buscábamos una piedrita, era como mi trono.
Allí, todos comíamos en armonía, riendo y hablando de los avatares del día, era mi pequeña fiesta particular. Ahora cuando recuerdo esos días de recolección, añoro con nostalgia esos momentos tan entrañables.



4 comentarios:

  1. Tal como lo has contado, me he visto trasladada a alguna escena de mi niñez, y he disfrutado de esa maravillosa sensación que deja el trabajo compartido, en contacto directo con la naturaleza, bajo el calor de los seres amados y también, como tú, he sentido añoranza. Esto quiere decir que has sabido transmitir sensaciones. Excelente.

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  2. Es una narración llena de amor, nostalgia y veneración a esa tierra que da frutos y, también a las tradiciones que, por desgracia se van perdiendo..

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  3. !Qué narración tan entrañable!. Digna de ser plasmada en un libro. Mª Dolores.

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  4. Me gusto cuando te la oí leer en el taller y ahora al leerla me parece que estoy cómo tantas otras veces, compartiendo el mantel contigo, es tan real que me transporta a ese sitio tan lleno de paz y que tú tanto quieres, un abrazo.

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