lunes, 2 de julio de 2012

INSÓLITAS VACACIONES de Edelmira Linares




Cuando se es joven, uno es intrépido y temerario.  Viajar a un país extranjero no suponía más que arreglar el pasaporte, ponerte las vacunas pertinentes y preparar la siempre temida maleta. ¡Cuánta ignorancia! ¡No sabía lo que me esperaba!
Nada más llegar, aún bajando la escalinata del avión, sentí como una bofetada de aire caliente en mi cara pues en un país como aquel, el calor mata.  Por las noches, los mosquitos no te picaban, te mordían y cualquier cosa que utilizaras para ahuyentarlos, era una simple pérdida de tiempo.

Pero todo estas cosas fueron llevaderas hasta que caí en cuenta de que estaba fuera de mi tierra, en un país divino pero que no conocía y en el que nadie me entendía por más que me esforzara; la culpa la tenía la diferencia de idioma, claro está.
Las pasé moradas y no recuperé mi color habitual hasta que de nuevo puse mis pies en mi querida casa.


2 comentarios:

  1. Viajar es conocer, descubrir, aprender; vivirlo para contarlo. Muy bien, Mima.

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  2. Supongo que ahora desde la distancia en el tiempo habrás podido comprobar lo maravilloso que es conocer otras culturas, costumbres, ya se.., lo más difícil el idioma.

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