lunes, 2 de julio de 2012

DOS GATOS Y UNA FAROLA de Mary Rancel




Por fin hemos llegado al aeropuerto internacional de Ezeiza en Buenos Aires, después de un viaje complicado, con muchas horas de vuelo, turbulencias y grandes demoras en cada una de las tres escalas incluidas en el trayecto.  Con tanto trajín, hasta habíamos perdido la noción del tiempo.  En los servicios del propio aeropuerto nos cambiamos de ropa, nos pusimos la de actuar, para no perder más tiempo.
Entrábamos a Argentina, precedidos por algunos triunfos en nuestro país.  El más importante; primer premio regional y segundo nacional.  Por ello, estamos muy motivados y esperanzados de poder obtener alguno de los galardones internacionales, que se otorgan en esta competición de tangos, a la que hemos venido para representar España.
Al llegar al auditorio, recibimos una gran decepción pero, la suplimos con espíritu de lucha, que tanto mi compañero de baile como yo, compartimos.  Así que, obviándola, decidimos plasmar nuestro arte en la cuna del tango.  Bailamos dándolo todo.  Realizamos un trabajo magistral.  El barrio de Boca y todos los bonaerenses se rindieron ante nuestro magnífico espectáculo con ovaciones y vítores.  Los aplausos perduraron varios minutos.  Nos sentimos inundados de satisfacción.
-¡El premio es nuestro!- dijimos al unísono
¡Qué infortunio!.  Volvimos a la realidad.  Nuestra imaginación nos ha jugado una mala pasada.  Lo cierto es que, con tantos retrasos, cuando llegamos había finalizado el certamen.  No había ni un alma por los alrededores.  De aquello sólo fueron testigos, dos gatos y una farola.

2 comentarios:

  1. ¡Viva la imaginación! La tuya y la de estos dos personajes que han bailado al compás de tu música.

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  2. Ya me gustaría a mí saber bailar el tango pero, no tengo habilidad para mover los pies, soy torpe hasta para caminar.

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