lunes, 26 de noviembre de 2012

SIN RUMBO de Elda Díaz





Siendo una pareja joven y con niños, aunque era muy arriesgado, mi marido y yo decidimos abrir un negocio, invirtiendo un dinero que no nos sobraba y ¡ala!, sin rumbo, pusimos una tienda.
Al principio, las ventas eran escasas y todo resultó muy difícil pero, poco a poco, las cosas fueron arreglándose, teníamos bastante clientela y, con el tiempo, hasta nos vimos obligados a  colocar a tres empleadas.
Luego, mucho después, llegaron las grandes superficies y muchas tiendas pequeñas tuvieron que cerrar, entre ellas, la nuestra.  De ese modo, nos vimos nuevamente sin rumbo.
Menos mal que algo después llegó la jubilación y con ella las aguas volvieron a su cauce, poco a poco.


2 comentarios:

  1. Has condensado muy bien, los derroteros por los que el devenir nos conduce a todos; tiempos buenos, malos y regulares que, sumados, son la vida.

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  2. PRECIOSO RELATO EL TUYO, COMO SIEMPRE NOS TIENES ACOSTUMBRADAS. LAS VUELTAS DEL DESTINO SON IMPREVISIBLES PERO, EN ESTE CASO, LA PENSIÓN VINO DE MARAVILLA.

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