miércoles, 9 de octubre de 2013

TENGO QUE CONFESARTE ALGO de Amalia Jorge Frías






Mi padre, que había nacido en el pueblo de Arafo, como la mayoría de los hombres de allí, era muy alto y atractivo.  Conoció a mi madre en Santa Cruz y fue un gran flechazo; a los seis meses de noviazgo se casaron.
Un dia, mi madre, que estaba muy tranquila en casa, recibió la visita de una buena vecina que, con la excusa de pedirle algo que le faltaba para hacer la comida, no dudó en darle una noticia que a mi madre le sentó fatal.
-Esta mañana he visto a su marido en medio del puente Serrador, abrazado a una mujer joven y guapísima.
Pueden imaginar lo largas y angustiosas que se le hicieron las horas a mi madre, hasta que mi padre entró por la puerta con cara muy risueña y, sin percibir lo seria que ella estaba, le dijo:
-Tengo que confesarte algo, hoy he recibido una gran alegría.  Iba yo tan tranquilo por el puente Serrador cuando oí que me llamaban y antes de que yo reaccionara, mi sobrina María, a la que hacía más de veinte años que no veía, me abrazó muy contenta de verme.  Sólo hace una semana que ella, su marido y los niños, llegaron de Venezuela, donde les fue muy bien.  Han traído bastante dinero y ya no se marcharán más.  Mañana vendrán todos a vernos.
Mi madre respiró profundamente y le cambió el semblante.
Más tarde, cuando estábamos las dos solas me dijo:
-No te olvides de lo que hoy ha sucedido, de lo que te cuenten nunca creas nada y de lo que vean tus ojos, sólo la mitad.





3 comentarios:

  1. Genial este relato de principio a fin, del que además se pueden sacar útiles enseñanzas, uno de las cuales nos dice que los chismes vuelan a la velocidad de la luz, pero por el camino pierden la verdad.

    ResponderEliminar
  2. Tu madre, cuan inteligente era. Me quedo con el último párrafo de enseñanza y sabiduría.

    ResponderEliminar
  3. Begoña Hernandez.

    Hermosa historia y muy bien contada para ilustrar las palabras sabías de una persona sabia y buena como pocas y de la que yo aprendí tantas cosas en mi juventud y que tanto me han servido para el camino que recorro..la felictación junto con un abrazo para la escritora y el recuerdo más profundo y emocionado para la gran mujer que fué su madre: Onelia...nuestra Mamá Neya.

    ResponderEliminar