martes, 17 de noviembre de 2015

MI PELO Natividad Morín





De pequeña tenía el pelo largo, fino y liso.  Me peinaban con trenzas, que dejaba colgando o recogidas hacia arriba, sujetas con un lazo.
Unos años después, con doce o 13 años, me hicieron la permanente.  Fue un martirio, con aquellas pinzas calientes que quemaban el pelo y el cuero cabelludo: era lo que había en aquella época.
Con el paso del tiempo, mi pelo fue creciendo hasta convertirse en una melena larga que me llegaba por la cintura; era lisa como la llevan las chicas de ahora.
Después de tener a mis hijos, mi pelo empezó a caerse más y más.   Mandé a que me lo cortaran por los hombros. Ese pelo sobrante lo tengo guardado como un recuerdo, cuando lo que a lo mejor debería hacer con él es ¡una peluca!.  A medida que me hago mayor, tengo menos pelo.
Cuando voy por la calle y veo a cualquier señora con una cabellera abundante, siento admiración y envidia pero, ¡envidia sana!




1 comentario:

  1. Me encanta que tu y yo pasáramos por los mismos sacrificios con nuestros pelos, sin conocernos ni saber nada una
    de la otra. !Es fantástico!. MªDolores.

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