viernes, 22 de noviembre de 2013

EL ÁRBOL DEL AYER de Antidia Iraida Fernández




Bajo tu manto de hojas,
¡cuántos momentos vividos!
Era el lugar favorito,
en invierno y en verano,
siempre tenía tu cobijo.
Nunca tú me faltabas,
tus brazos me prestabas
para columpiarme en ellos
cuando la tristeza me embargaba.
Tus ramas me llamaban
para hacer que me abrazara
a ellas.
Cuando por ellas subía,
mi madre me reprendía
pues decía que yo de allí me caería.
Tus hojas tocaban música
cuando el viento las mecía
y de tus ramas más altas
frutos tú nos ofrecías.
Si tú pudieras hablar,
¡cuántas cosas contarías!.
Tu tronco tan confortable
de respaldo nos servía.
Allí mi abuela me contaba historias
de nuestra familia.
A veces reía,
otras lloraba, aunque ella decía
que no eran lágrimas
que era el agua
que del cielo caía.
Reuniones familiares bajo tu sombra se hacían.
Allí poníamos la mesa
y cantábamos folías.
Al llegar el otoño
con fecha de San Martín,
las castañas y el mosto
a tus pies corrían.
Por si faltara algo,
un rosal blanco
que a tu lado crecía,
se enredaba en tus ramas
y en primavera florecía.
El olor de las rosas
se mezclaba en tus frutos.
Nunca podré olvidar
todo lo que allí he vivido.
Tienes mas de 250 años
y todavía sigues con vida.
Ahora, mirlos, jilgueros y canarios
te hacen compañía.
A día de hoy,
cuando me alejo de ti me alejo,
sé que a los dos nos embarga

la tristeza, mi querido nisperero.


2 comentarios:

  1. El árbol del ayer, como el árbol de la vida; tu vida. Muy hermoso.

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  2. Antidia, tu poema es precioso. Los nisperos me encantan.

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