viernes, 22 de noviembre de 2013

SUSURROS DEL AYER de Mary Rancel



Desde mi nacimiento hasta la actualidad, he pasado por distintas y desiguales fases.  Recuerdo con cariño a unas más que a otras, pero a todas las considero exclusivas, personales e intransferibles.
Obviando la cronología, estreno mis recuerdos con un ciclo maravilloso: el nacimiento de mi hija –la única que tengo–. Ese momento ha dejado una huella inquebrantable en mi vida.  Con su alumbramiento, cumplí la meta que me había planteado desde mi adolescencia.

A pesar del tiempo transcurrido –más de cuarenta años–, cada vez que evoco el instante, siento la inmensa felicidad de aquel momento personal.  Como madre, supuso una insistente satisfacción de amor y ternura, la que aún permanece y perdurará hasta el final de mi existencia.  Este hecho, seguramente haya sido el más significativo de mi vida, cuyo susurro persiste con obstinación diáfana en las ondas del espacio infinito de mi ser.



2 comentarios:

  1. Mary, seguro que a tu hija le emocionará mucho ver reflejado sobre el papel, lo que ya sabe: el profundo amor de su madre. Bello y enternecedor

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  2. Efectivamente, mi hija se emocionó al leer mi relato.

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