viernes, 22 de noviembre de 2013

EL CONFIDENTE de Natividad Morín



Me llamo Enrique y soy profesor jubilado.  Vivo en un edificio de seis plantas, dos viviendas en cada piso.  La mayoría de mis vecinos, son mayores: una viuda, una solterona con un loro que habla más que ella, un médico y también una joven estudiante que es la alegría de los vecinos.
Cada uno de ellos tiene su propia historia.  Mi vecina y amiga se llama María.  Tiene cuarenta años.  La conozco hace varios años, por eso soy su confidente.  Ella vive sola, acompañada solamente de dos gatos que aúllan cuando su ama los deja solos.  Cada vez que la encuentro a la salida del piso o en el ascensor, nos saludamos y siempre veo tristes sus ojos.  Ella intenta ocultar su dolor pero, yo sé que no se olvida, lo tiene escondido en el sótano de su memoria.  Por las noches, teme dormir porque sueña siempre lo mismo.
Sus familiares piensan que está superado el trauma pero están equivocados.  Ese dolor no lo ha superado.  Está ahí y sobre todo cuando se acerca el aniversario.

Me considero observador y me doy cuenta de lo mal que lo está pasando.  Después del accidente de coche que tuvo y por el cual perdió al hijo que esperaba.  Los médicos le han dicho que no podrá tener más hijos. ¿Cómo poderlo superar?

2 comentarios:

  1. A medida que avanza la narración, el lector sabe que va directo a un final trágico. Conduces muy bien en relato en esa dirección y uno entiende que algo terrible debe ser la causa de tanto dolor. El final no lo confirma.

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  2. La desesperanza de María la aflige, no se da cuenta del daño que puede causar a otra personas. Siempre pasa lo mismo, nos encerramos en nuestro mundo sin querer ver el mas allá

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