miércoles, 21 de mayo de 2014

COMO E.T. de Teresa Jiménez





Viví en muchas moradas pero ninguna fue mía. Eran del señor  de la casa;  mi marido.  Él  pagaba la hipoteca por ser su sueldo reconocido, y yo, ama de casa; vamos…, la asistenta con derecho a roce.
Nunca fueron mías las casas donde vivimos, hasta el momento en que tuve conmigo, y por un tiempo corto, a mi padre. Por cosas que no voy a contar ahora, mi ex le quitó la llave y mi padre no volvió; eso lo hizo el dueño, yo no. Por circunstancias de la vida, la casa que tengo ahora si es mía mía  y aquello quedó en el pasado porque, ahora sí,  nadie me volverá a decir jamás vete de mi casa, gracias a Dios. Por eso yo digo como E.T:  ¡mi casa, mi casa!.





2 comentarios:

  1. Dí que sí, Teresa. Valoro el humor con que trasladas al papel incluso los episodios más grises, menos afortunados, de una vida

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  2. ¡Muy bien!, quédate con... "mi casa" y deja lo de... "mi teléfono". Que el humor te acompañe siempre.

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