martes, 20 de mayo de 2014

A PUERTA CERRADA. De Luisa Delgado Bello






Cuando Amalia me dijo por qué no hacíamos un crucero, al principio le dije que no, pero al verla a ella tan entusiasmada, se lo consulté a mis hijos y rápidamente los tres me animaron tanto que no pude negarme. Preparamos nuestro viaje con mucho entusiasmo, en una agencia con la que Amalia tiene mucha amistad.
La dueña nos emparejó a cada una con una amiga, pero a mí me tocó con una señora que no había visto en mi vida. Resultó que era de Arafo.  Nada más verla, creí que no podría superar los miedos de estar con una persona que acababa de conocer en el aeropuerto Reina Sofía, media hora antes de coger el avión hacia Venecia. En esa ciudad subimos al crucero que nos llevó por todos los países que circundan el Mar Adriático.
Tras la puerta del camarote que nos correspondió, fui descubriendo que esa persona que me tocó en suerte era tan amable y buena gente que  enseguida creí que la conocía de toda la vida. Hicimos un viaje fantástico junto a todo el grupo que nos acompañó  en ese maravilloso viaje.
Esta señora tiene un diminutivo muy gracioso. Es estupenda. Un beso para ella. El diminutivo es Pipa. Entre los que hicimos el viaje estaban, Mima y su esposo, Amalia, Paula, Mary y Sara. ¡Qué bonitos recuerdos!




2 comentarios:

  1. Bonitos recuerdos, sí; maravillosas experiencias que quedarán por siempre atrapadas en este escrito y en tu memoria.

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  2. Además de disfrutar de un magnifico viaje por mar, ganaste una amiga, eso es muy positivo. Nos veremos esta tarde.

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