martes, 14 de febrero de 2012

MI ABUELA de Candelaria Bacallado

MI ABUELA  




            Cuando pensé en escribir sobre mi abuela, las palabras fueron fluyendo como de un manantial.  No porque yo tenga esa facilidad, sino que su recuerdo perdura en mi memoria, tan fresco como si no hubiesen pasado los años y ¡sí qué han pasado!: ya son cuarenta y cuatro años.
            Ella fue muy importante para mi.  Era muy inteligente, religiosa y derrochaba ternura, no sólo con su familia y amistades.  Era natural en ela y lo era con todo el mundo.  Yo tuve la suerte de vivir a su lado dieciséis años de mi vida.
            Nació en el pueblo de Tejina y fue la mayor de siete hermanos.  Quedó huérfana de padre a los catorce años y a esa edad dejó de estudiar para ayudar a su madre en la panadería que tenían.  En aquel tiempo, se amasaba el pan a mano, con la carga de trabajo que esto suponía, a lo que se añadía además atender a sus hermanos.
            Todo esto hizo de ella un ser especial, trabajadora, humilde y muy espiritual.  Se casó a los diecinueve años y empezó su nueva vida en la casa de sus suegros.  Me contaba que le costó adaptarse porque no sabía las costumbres de la nueva casa.
            De esta forma continuó su vida.  Tuvo dieciséis hijos, de los que sobrevivieron nueve.  Simultaneaba las labores de la casa con la costura; cosía ropa de hombre.
            Cuando los hijos se fueron casando, se cambiaron de casa, a otra en el mismo pueblo, donde tenían una venta.  En esa casa pasé yo esos años a su lado.


            Murió a los ochenta y siete años y lo hizo tal cual había vivido; sin ruido, sin grandes cosas pero sí con el cariño de sus hijos y nietos.
            Con esta semblanza, he querido hacerle un homenaje a su recuerdo que, en mi corazón está perenne.


2 comentarios:

  1. Me ha emocionado profundamente esta sentida semblanza escrita desde el amor y la admiración. Grandes mujeres, hechas de una madera especial; puntos de referencia vital de sus descendientes. Tu abuela es la mía, la mía es la tuya. Mujeres inmensas.

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  2. Mi querida Cande: Yo se, porque me lo has contado el gran amor y devoción que sientes hacia tu abuela; de admiro profundamente y me consta lo excelente nieta que fuiste y lo buena hija que eres. Además me has demostrado que eres la mejor amiga.

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