miércoles, 15 de febrero de 2012

MI PADRE de Mary Rancel

MI PADRE 

Mi padre es para mí el mejor del mundo.  Todo lo que pueda decir sobre su persona me parecerá poco.  Es un compendio de valores humanos: bueno, cariñoso, discreto, generoso, caritativo y humilde…  Podría continuar con los calificativos hasta el infinito y no terminaría.  Seguramente tendrá defectos como todos los humanos pero, pasan desapercibidos entre sus virtudes.
Nació en San Miguel de Abona en el año 1917 (ha llovido mucho desde entonces).  Es una persona de carácter apacible, agradable y sincero; muy trabajador, un manitas para todo y con una memoria prodigiosa.  Según me ha contado, fue a la escuela hasta los catorce años pero, no todos los cursos los completó.  Cuando hacía falta su ayuda en las labores del campo o cuidar de los animales, su padre lo sacaba del colegio para que le ayudara durante el tiempo que fuera necesario.  Desde que cumplió los quince años, tenía que ir, junto a sus primos, a Las Cañadas del Teide, con una mula y un camello (iba a la grupa de la mula pero, regresaba caminando).  Los animales volvían cargados, a veces con pasto y hierbas, otras, con leña, piñas de pinos, pinocha y hasta carbón para las tareas domésticas.  Salían de madrugada y regresaban por la noche.  Trabajaba mucho pero, no se quejaba porque se sentía feliz y útil.  Era el cuarto hijo de cinco hermanos y el único varón.
Su mayor afición: la lectura.  Ama la geografía y la historia sin descartar otros temas.  Ahora no puede leer; perdió la visión en un ojo y, del otro sólo le queda un catorce por ciento.  Aún así, lee los titulares del periódico y le gusta informarse de las noticias por medio de la radio y la televisión.
Cuando tenía diecinueve años, le movilizaron para ir a la guerra civil española.  Le enviaron a la península en un barco y allí le asignaron a un batallón de infantería.  Hizo tres meses de instrucción y luego lo destinaron a Valladolid como monitor, a dar clase a los cadetes, donde estuvo cuatro meses.  Más tarde, lo trasladaron a una compañía donde la mayoría de los soldados eran italianos (aliados de Franco).  Allí aprendió a hablar italiano y, pese al tiempo transcurrido, lo recuerda.  Con respecto a la guerra, siente orgullo por no haber dado ni un disparo a nadie.  Siempre estuvo en la retaguardia.  Llegó a cabo primero.
Al regreso de la guerra, se quedó en un cuartel en Tenerife cuatro años más, entre el Médano y Adeje; los días de fiesta podía ir a su casa si no tenía guardia.  Por aquella época conoció a su novia, la que años después sería su esposa y luego mi madre.
Mi padre ha sido un baluarte muy importante en mi educación, le debo casi todo lo que soy.  Está viviendo conmigo desde el año 2007, en el que falleció mi madre.  Por supuesto, es para mi una bendición.  Ahora tengo la oportunidad de devolverle un poquito de lo que él con tanto cariño y desinterés me ha dado y seguirá dándome mientras viva.  El hombre que me dio el ser, para mi un ejemplo a seguir y el espejo en que me miro cada día.




2 comentarios:

  1. Emotiva semblanza de un personaje grande, inmenso; punto de referencia vital. Muy bonito.

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  2. Estaba esperando la publicción de esta semblanza y, me siento satisfecha al leerla. No he exagerado nada,tal vez me he quedado corta. Gracias Isabel por traerla hasta aquí.

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