martes, 5 de febrero de 2013

LAS ONCE LÍNEAS de Teresa Darias




Era tanta su afición al juego que, cada vez que pasaba por delante de un bingo, entraba y jugaba aunque necesitara el poco dinero que tenía para sus necesidades diarias.  Cuando ganaba una línea lo iba anotando y se prometió que no llegaría a jugar una docena.
Y llegó el día señalado para cumplir su promesa.  Cuando llegó a las once líneas, dejó el juego para siempre.



2 comentarios:

  1. Muy bien. Buena la idea de llevar el título impuesto de Las once líneas, hacia el tema de la ludopatía. Bien resuelto, Teresa.

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  2. Muy bien expuesto el título de la tarea, me ha parecido genial.

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