martes, 3 de diciembre de 2013

LA MEDIADORA de Dolores Fernández Cano





Hace unos días, mi sobrino Ramoncín me  llamó para pedirme un favor y, por tal motivo, nos citamos a la salida de su trabajo.
Tras los saludos correspondientes, algo exaltado, pasó a contarme que había cometido una imprudencia.  Se había saltado un semáforo en rojo, cuando conducía el coche de su jefe, con la mala suerte de chocar contra otro vehículo que tenía preferencia.
Como el propietario del automóvil es mi marido, mi sobrino me suplicó que le dijera que era yo quien iba conduciendo, pues temía con ese incidente, perder la oportunidad del ascenso prometido.
Ante mi desconcierto, tuve a bien contestarle que aceptaba su petición, que me inculparía para su beneficio.  Mas, le impuse para ello una condición; le indiqué que el broche final de esta historia lo debía poner él, pues solamente se llega al triunfo, venciendo las dificultades.

-Ramoncín, serás tú quien corra con todos los gastos de la reparación –le dije.


3 comentarios:

  1. Buen trabajo el de esta mediadora: que no haya error del que no se aprenda, aunque en este caso sea el bolsillo el que duela. Simpático relato, Dolores

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  2. Me encantó este relato desde que lo leíste en el taller. Eres geneal.

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  3. Como siempre fantástico tu relato Dolores, te felicito.

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