martes, 3 de diciembre de 2013

¡QUÉ SUERTE!. De Elvira Martín Reyes










     De pequeña tuve la suerte de tener una magnífica profesora.  Doña Fidelia, que así se llamaba, era una excelente persona que enseñaba desde el estímulo y no desde el castigo. Cosas que, con tan corta edad, aprendí para seguir aplicándolas actualmente. Ahora, de mayor, la casualidad quiso que nos encontráramos Amalia y yo; una persona que, aparte de ser una excelente compañera de viaje, sin darse cuenta, me ayudó muchísimo pues sólo hacía seis meses de la muerte de mi marido.
     A medida que ha seguido nuestra amistad, nos hemos dado cuenta de todas las cosas que tenemos en común. A través de ella, conocí esta clase de literatura,  en la que me he encontrado con un magnifico grupo, cuyos componentes nos hemos ido conociéndonos a través de nuestras narraciones.  La artífice de este grupo ha sido Isabel –la profesora- que, desde su sensibilidad y saber estar, nos ha llevado a su terreno, guiándonos en la tarea de  escribir cosas que, tal vez, nunca nos hubiéramos atrevido a contar. Con su enseñanza, nos ha hecho sentir más seguras y más libres –si cabe- por lo que doy las gracias a Dios por haber encontrado por segunda vez a otra magnifica profesora, a una entrañable amiga y a unas compañeras maravillosas.




2 comentarios:

  1. Bonitas palabras hacia las bondades de una bella amistad y hacia el compañerismo y el cariño que preside nuestras tardes de los miércoles. En el nombre de Amalia, tus compañeras de taller y en el mío, por supuesto, mil gracias, Elvira. ¡Con mucha suerte nos sentimos todas de contar con tu cariño!

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  2. Eres estupenda como persona y como escritura. Igual que tu, agradezco el compañerismo de este grupo de personas que integramos el taller de narrativa, Felicidades por tu escrito, me ha parecido magnifico.

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