martes, 3 de diciembre de 2013

SOLEDADES de Paula Lugo



Es un pueblo grande, viejo pero con una plaza muy ancha. Sus casas son altas y tienen siempre abiertos sus balcones, y aunque sea verano, es una noche hermosa y fresca.
En la plaza, un amplio rectángulo. No hay nadie, solamente los bancos de piedra y, dibujando sus sombras oscuras sobre la blanca arena, las acacias y los evónimos.
Arriba en el cielo, en todo lo alto, brilla la luna que, con su luz, ilumina la esfera del reloj de la torre. Mientras paseo solo por este viejo pueblo, me siento como si fuera un fantasma.



2 comentarios:

  1. Tu relato es como una pintura del poema de Antonio Machado, Noche de verano. He sentido la soledad de ese personaje que pasea por el ayer bajo la luna.

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  2. Poética y melancólica, esta evocación de un viejo pueblo. Muy bonita.

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