miércoles, 3 de octubre de 2012

¡QUÉ AROMAS! de Mary Rancel




¿Puede existir un aroma más intensos y agradable que el del café recién hecho?  Su olor es penetrante y, tan sugestivo, que embriaga los sentidos.  Su infusión posee un sabor muy característico; es inigualable.  Al saborearlo, puede parecer fuerte o suave pero, siempre seductor.  ¡Qué gusto da tomarlo!, sobre todo por las mañanas.  Nos recreamos la vista con tan solo mirarlo.  Experimentamos sensaciones al olerlo.  Nos gusta oír el gluglú al salir de la cafetera y ese sonido casi imperceptible al verterlo en la taza.  Cuando lo tocamos, ¿qué emociones podemos percibir?.  De tersura y suavidad cuando aún está en el arbusto, de firmeza y rigidez en grano y de sutileza una vez molido. ¿Quién puede dar más?.
El café es un producto apreciado en casi todo el mundo.  Es una bebida que ingerimos de muchas formas.  Se puede tomar solo, con leche, con hielo, con chocolate…, de todas las maneras resulta ser un brebaje exquisito.  El café es estimulante y está considerado como una bebida social.  ¿A quién no le han invitado alguna vez a tomar un café, un cortado, un cappucciono?.  Es lo más frecuente y oportuno.  Quien invita, queda de maravilla y, el que lo toma, complacido.
Resulta paradójico –en este caso en concreto –que quien escribe sobre los olores y cualidades del café, no suela tomarlo. Pero, ¡eso sí! su aroma, me fascina.


2 comentarios:

  1. Paradójico resulta, desde luego. Ahora bien, esta apología que haces del café y sus maravillas, seguro que la suscribiría con los ojos cerrados cualquier café-adicto –yo la primera –.

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  2. MUY BIEN POR ESA BEBIDA CASI UNIVERSAL A PESAR DE QUE YO NO SEA ADICTA PERO, ESO SI, APRECIO SU AROMA.

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