lunes, 30 de septiembre de 2013

ROSAS ROJAS PARA ANA de Edelmira Linares





Caminaba por la gran avenida que daba al parque de siempre, pero este día se le hacía angosto y cuesta arriba.
Compró la prensa, que colocó bajo su brazo, para dar un paseo por el parque, ese que tan bellos recuerdos le traía.  Con cada paso que iba dando, las emociones se iban despertando.  Cada aroma, cada rincón, cada mirada, le recordaba sólo a ella.
Al pasar por la fuente, se sentó frente al reloj de flores que a tanto  agradaba a Ana.  Las risas de los niños correteando, las parejas paseando y la algarabía de la gente hizo que una lágrima se escapara y corriera por su cara, marcada por el sufrimiento.
Hacía ya una década que ella no estaba y aún no había podido llenar el hueco que dejó en su alma, tras su partida.  Con ella se fueron, no sólo los buenos tiempos y el amor de su vida, sino todo lo que no pudieron tener, como esos hijos que tanto anhelaron y ya no podrían tener.

Como cada 10 de abril, al pasar por el puesto de flores, compra un ramo de rosas rojas para Ana, esas que a ella tanto le gustaban.


2 comentarios:

  1. ¡Qué bien dibujado el dolor de la soledad y las grandes ausencias!

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  2. Muy significativa debió ser esa ausencia que no se borra en el recuerdo a través del tiempo.

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