martes, 13 de mayo de 2014

EL ÚNICO CAMINO de Elvira Martín Reyes





Desde el principio del camino, se podía percibir el agradable olor a las rosas. Eran unas flores pequeñas de enredadera que trepaban por los muros, pero su aroma invadía el camino hasta llegar al colegio.
Merceditas comenzó a caminar por el paseo, ilusionada por su primer día de clase; en su maleta llevaba los libros, su almuerzo y sus fantasías. Al llegar, se encontró con sus compañeras y sus profes, que eran monjas. Todo iba muy  bien hasta que llegó la hora de la comida y de pronto se vio  apartada del resto de las niñas. Ella no entendía lo que estaba pasando. Cuando sacó su almuerzo, todas las miradas fueron a la fiambrera que contenía una tortilla especial que más parecía un dulce... Ella hubiera deseado dar la tortilla por sentarme en la mesa con ellas. La niña no pudo comer, pero al fijarse en el almuerzo de sus compañeras, medio comprendió  la razón de la soledad que le habían hecho pasar.
Hoy Merceditas es una adulta que guarda el aroma del camino y a la que ni sus fantasías han podido borrar la imagen del hambre y la miseria en las caras de aquellas criaturas que permanecían internas en el colegio. Hoy sigue preguntándose:  ¿habrán encontrado otra manera de vivir o habrá sido el de la penurias  su único camino?.



2 comentarios:

  1. Has acercado tu punto de vista narrativa al primer plano de una historia. Eso es lo que hacen los escritores de relatos breves. Haber estado presente en ese instante de la tortilla frente al hambre del resto, hace que uno como lector, construya mentalmente el resto de la historia y se haga la misma pregunta, ¿habrá sido este su único camino? Muy bien.

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  2. Buena escritora, que sabes como exponer los casos para hacernos pensar. ¡Bravo!

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