martes, 13 de mayo de 2014

EL ÚNICO CAMINO de Natividad Morín.


Cecilia conducía el todoterreno que le regalaron sus padres al finalizar la carrera de pintura y escultura, con matrícula. Se sacrificó mucho, ese era el único camino para conseguir algo.
Ahora estaba en la carretera, buscando paisajes originales, rastreando todos los rincones que encontraba a su paso. En ese recorrido, encontró un pueblecito pequeño, de casas blancas rodeadas de jardines, le gustó el ambiente, echó un vistazo alrededor, buscaba un bar o restaurante para comer algo porque había estado conduciendo durante muchas horas y estaba hambrienta.
Preguntó a un grupo de niños que estaban jugando.
Cecilia se dirigió donde le indicaron los niños. Entró; era el típico restaurante típico, acogedor.
Cuando le estaban sirviendo un plato muy sabroso; consultó a la camarera si por las cercanías había algún paisaje característico:
-¡Sí! ¡hay  un lugar único en las afueras, es poco conocido, sólo por los lugareños! –le dijo- no se puede ir en coche, únicamente andando, el camino es peligroso, pero ¡vale la pena!.
Ella se dirigió al único camino que la llevaba al lugar indicado, se quedó sin habla, era lo que estaba buscando. Eran unos grandes acantilados, por ellos caía una cascada de frías y cristalinas aguas, formando un pequeño lago. Estaba en estado puro
-¡Espero poder captar todos los detalles de lo que estoy contemplando! –se dijo-  pero antes me daré un baño en este precioso lago pero, ¡no traje bañador!. Bueno, no importa, me bañaré desnuda, este lugar está desierto y si me ven, no se van a asustar, ¡tal vez les alegre el día!.



3 comentarios:

  1. Claro que sí, el único camino es ser fiel a uno misma, como la valiente Cecilia. ¡Qué difícil resulta a veces!

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  2. El paisaje era ideal para ser fotografiado y para cualquier otra cosa.

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  3. !Qué bonito relato, con un final muy pícaro. Mª Dolores.

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