LA HABITACIÓN DESOLADA
Soy una habitación vacía, triste y me siento desnuda ya que mi antigua inquilina se mudó el mes pasado y me despojó de todo lo que tenía, dejando en mí tan sólo un viejo felpudo para darme color y dos botellas de agua para saciar mi sed.
Pese a todo, tengo la esperanza de que un día se abra mi puerta y entre un nuevo huésped que me proporcione alegría. Seguramente él pintará mis paredes de bonitos colores y me decorará con un moderno y acogedor mobiliario, colocando en mi gran ventanal un lindo visillo para proteger mi intimidad y la suya. Entonces, volveré a ser feliz y disfrutaré como nunca su grata compañía.