TARDES DE LLUVIA de Candelaria
Mi niñez transcurrió en el campo, donde me despertaba el canto del gallo, el trinar de los pájaros, el olor al heliotropo y la compañía de mis abuelos.
En el invierno, mis recuerdos me traen imágenes nítidas de tardes de lluvia intensa, el olor a tierra mojada, la puerta de la casa abierta con una cortina de cretona que mi abuela recogía a un lado para que la luz entrara y de esa manera poder ver bien al coser. Mientras tanto, yo veía pasar los rebaños de ovejas y sus pastores algunos de los cuales llevaban a sus hijos para que les ayudaran. Recuerdo que una vez, un pastor llevaba a una niña rubia de ojos azules.
Veo ahora mis pies menudos y descalzos chapoteando en el agua y la lluvia dejándome llena de preguntas que después mi abuela contestaba.